La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, ha consolidado su influencia al imponer a sus aliados en los principales puestos de la nueva dirigencia de Morena.
Durante el consejo del partido, Brugada logró que Héctor Díaz Polanco, exdiputado local, fuera electo como presidente del partido, marcando un importante triunfo para su equipo.
La elección de Díaz Polanco se realizó sin contratiempos, ya que contaba con el respaldo de diversos sectores que lo vieron como un símbolo de unidad.
Sin embargo, la verdadera batalla se libró en torno a la Secretaría General, donde Brugada impuso a Alicia Barrientos frente a Marisela Zúñiga, candidata respaldada por los exoperadores del secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch. “Fue una apuesta muy polarizante que se quedó sin votos”, comentó una fuente cercana a las reuniones.
El nuevo mapa de poder también incluye a Gerardo Trejo en la Secretaría de Organización. Es conocido por su cercanía con el diputado federal Alfonso Ramírez Cuéllar y es esposo de Nancy Núñez, actual alcaldesa de Azcapotzalco. Su nombramiento asegura que los enlaces territoriales y el aparato del partido estén bajo control de Brugada.
Martí Batres, actual director del ISSSTE, mantuvo su influencia al ser parte de la Secretaría de Finanzas, donde quedó Benita Ramírez Orduña. Por otro lado, los sectores más críticos hacia Brugada lograron colocar a Fanny Zapp Estrada en un puesto clave, aunque este fue un movimiento más simbólico.
Con miras al futuro, las elecciones para renovar la dirigencia local están programadas para septiembre de 2025. En ese momento, se anticipa una mayor intervención de la dirigencia nacional de Morena, especialmente por parte de Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán.
Con esta nueva estructura en el partido, Brugada busca no solo fortalecer su posición dentro de Morena, sino también preparar a su equipo para enfrentar los desafíos electorales venideros.
Con información de LPO
