Crisis del PRD: Demandas de Ahumada y embargos complican su liquidación
El Partido de la Revolución Democrática (PRD) atraviesa una difícil etapa tras no alcanzar el 3% de la votación en las elecciones recientes, lo que conlleva su inminente proceso de liquidación.
José Ángel Ávila, representante del PRD ante el INE, señaló que la situación se complica aún más debido a demandas millonarias interpuestas por el empresario Carlos Ahumada, las cuales han resultado en embargos precautorios de propiedades del partido.
Ávila explicó que estas medidas cautelares impidieron al PRD acceder a créditos bancarios necesarios para financiar su participación en el proceso electoral.
El representante del PRD señala que estas acciones legales fueron resultado de un litigio prolongado iniciado por Ahumada, quien reclama al PRD más de mil millones de pesos por supuestos adeudos relacionados con la campaña electoral de 2006.
«La mala fe de Carlos Ahumada es evidente, pues continúa persiguiendo al PRD por deudas que, según nosotros, están más que prescritas», lamentó Ávila. «Estas medidas cautelares han dejado embargados varios inmuebles del partido, lo cual complica significativamente nuestro proceso de liquidación».
Este miércoles, la Comisión de Fiscalización del INE realizó la insaculación de un auditor que se encargará del control y vigilancia durante la liquidación del PRD. El proceso, supervisado por el presidente de la Comisión, Jorge Montaño, seleccionó a Ricardo Badín Sucar como interventor para esta etapa crucial del partido.
Ávila destacó la importancia de este proceso y reiteró que el PRD está comprometido a cumplir con todas las disposiciones legales y administrativas necesarias para completar su liquidación de manera ordenada y transparente.
«Esperamos que esta fase de liquidación se lleve a cabo de manera justa y que se respeten los derechos de todos los involucrados, incluidos los trabajadores y simpatizantes del PRD», concluyó Ávila.
El PRD, fundado por Cuauhtémoc Cárdenas en 1989, ha jugado un papel significativo en la política mexicana durante décadas, pero ahora enfrenta su desafío más grande con la pérdida de su registro
