Cumbre Iberoamericana en Ecuador Termina en Fracaso y Protestas
La 29 Cumbre Iberoamericana, celebrada en Cuenca, Ecuador, concluyó el 15 de noviembre en medio de un ambiente de descontento y escasa participación.
Con la ausencia de la mayoría de los líderes regionales, solo el rey Felipe VI de España y el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se presentaron junto al anfitrión, el presidente ecuatoriano Daniel Noboa.
La cumbre, que convocó a 22 jefes de Estado, se vio reducida a una mera formalidad con una declaración y una foto oficiales.La cancelación de la asistencia del presidente de Paraguay, Santiago Peña, fue un golpe significativo para el evento.
Según embajadores consultados por La Jornada, la falta de interés se debió a varios factores que la cancillería ecuatoriana no abordó adecuadamente: el asalto a la embajada de México en Quito, la creciente inseguridad en Ecuador y una crisis energética que ha llevado a cortes eléctricos prolongados.
El clima político inestable también influyó en la baja asistencia. La cancillería colombiana expresó que las tensiones entre Noboa y el presidente Gustavo Petro dificultaron la reciprocidad en las relaciones. Desde el inicio del evento, se hizo evidente que había poco consenso sobre los temas a tratar.
Esta cumbre registró la menor asistencia desde 1991, superando incluso las bajas concurrencias de Panamá en 2013 y Cartagena en 2016.Mientras tanto, en las calles de Cuenca, se llevaron a cabo protestas organizadas por más de 70 grupos sociales bajo la denominada «Contracumbre».
Los manifestantes exigieron un cambio en las políticas mineras y sociales del gobierno de Noboa. Al grito de «¡Fuera Cumbre!», marcharon por el Centro Histórico de Cuenca, llevando consigo las preocupaciones de sus comunidades.
El ambiente dentro del evento fue tenso. La canciller ecuatoriana, Gabriela Sommerfeld, intentó dar un mensaje optimista al afirmar que «el trabajo de los responsables de Relaciones Exteriores es crucial» para presentar propuestas a los gobernantes. Sin embargo, muchos cuestionaron la relevancia y efectividad de una cumbre con tan poca representación.
Con información de La Jornada