Con la llegada de Claudia Sheinbaum al poder, México enfrenta un panorama de seguridad complejo, resultado de un sexenio marcado por la violencia.
Durante la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el país vivió un aumento alarmante en los homicidios, alcanzando un total de 199,236, cifra que podría superar los 200,000 según datos de TResearch.
Este oscuro saldo incluye feminicidios, masacres y una ola de extorsiones que ha afectado a diversas regiones del país.
El 17 de octubre de 2019, uno de los eventos más críticos del sexenio, conocido como el «Culiacanazo», mostró la fuerza del crimen organizado al desatar una violenta reacción tras la captura de Ovidio Guzmán, hijo del famoso narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán.
Este suceso reveló las limitaciones del gobierno frente al crimen organizado y puso en evidencia las amenazas que enfrentan las autoridades en su lucha por la seguridad.
A la luz de estos desafíos, Omar García Harfuch asumió el cargo de Secretario de Seguridad y presentó un plan que se centra en cuatro ejes fundamentales.
Los cuatro ejes de Harfuch
El primero busca atender las causas de la violencia, enfocándose en reducir la pobreza y cerrar brechas de desigualdad. El segundo eje enfatiza la consolidación de la Guardia Nacional, cuyo fortalecimiento dentro de la Secretaría de la Defensa Nacional es clave para garantizar su desarrollo y profesionalismo.
El tercer eje, la creación de un Sistema Nacional de Inteligencia, pretende unificar los esfuerzos de seguridad, mientras que el cuarto eje aboga por una coordinación efectiva entre las distintas instituciones de seguridad. «La seguridad es un problema que requiere de una responsabilidad compartida y una respuesta unificada», afirmó Harfuch durante su presentación.
Sin embargo, la estrategia de Sheinbaum y Harfuch no es fácil. A lo largo del sexenio pasado, los ataques de alto perfil se volvieron comunes, con la violencia alcanzando incluso a figuras públicas y periodistas.
En este contexto, el gobierno actual se enfrenta al reto de recuperar la confianza de la ciudadanía y restaurar la paz en un país marcado por el dolor y la inseguridad.
La administración de López Obrador intentó abordar la crisis de violencia con diálogos por la paz y estrategias de seguridad, pero los resultados han sido mixtos.
La próxima administración se encuentra en un punto crucial para definir su enfoque ante un fenómeno de violencia que ha arraigado en la sociedad mexicana.
Con información de Emeequis