Dominique Pélicot enfrentará 20 años de prisión por organizar la violación de su esposa, Gisèle
Un tribunal francés se enfrenta a uno de los casos más impactantes de violencia sexual en la historia reciente, donde Dominique Pélicot, de 71 años, ha admitido haber organizado la violación sistemática de su esposa, Gisèle Pélicot, durante casi una década.
Este juicio no solo pone en el banquillo a su exesposo, sino también a más de 50 hombres acusados de participar en estos actos atroces.
El fiscal Laure Chabaud solicitó la pena máxima de 20 años de prisión para Dominique, afirmando que «la gravedad de los actos cometidos y repetidos» justifica esta solicitud. Durante el juicio, que ha atraído la atención mundial, se ha revelado cómo Pélicot drogaba a su esposa para facilitar las agresiones sexuales. «Soy un violador como los demás en esta sala», admitió Dominique ante el tribunal, refiriéndose a sus coacusados.
Gisèle, también de 71 años, decidió que su testimonio se llevara a cabo en público para ayudar a otras mujeres a hablar sobre sus experiencias. «Espero que esto demuestre que las víctimas no tienen nada de lo que avergonzarse», declaró. A pesar del dolor y la humillación que ha sufrido, su valentía ha resonado en todo el mundo.
El caso se destapó accidentalmente en 2020 cuando las autoridades detuvieron a Dominique por filmar a mujeres sin su consentimiento. Las investigaciones posteriores revelaron miles de fotos y videos donde Gisèle aparecía inconsciente mientras era violada por otros hombres. Esta evidencia fue crucial para identificar y procesar a los acusados.
La mayoría de los hombres juzgados han intentado excusarse diciendo que no eran conscientes de que estaban violando a Gisèle, alegando manipulación por parte de Dominique.
Sin embargo, este argumento ha sido ampliamente criticado. «La violación no es una cuestión de ignorancia; es una cuestión de consentimiento», enfatizó un abogado defensor.
El juicio ha puesto sobre la mesa la discusión sobre la violencia sexual dentro del matrimonio y cómo muchas mujeres no son reconocidas como víctimas debido a estereotipos culturales.
Gisèle ha declarado: «Fui sacrificada en el altar del vicio». Su testimonio ha sido un llamado a la acción para cambiar la percepción social sobre la violencia sexual y el consentimiento.