El Museo Nacional de San Carlos revela la historia capitalina en La noche nos pertenece

Con la finalidad de mostrar la realidad que corrió paralela a los procesos económicos y sociales del país, desde el siglo XIX hasta la década de 1950, la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), a través del Museo Nacional de San Carlos (MNSC), presentan la exposición La noche nos pertenece, la cual da cuenta del periodo en el que comenzaron a cuestionarse muchos de los preceptos que sostenían al Estado y a los diversos grupos de poder que lo consolidaron.

Óleos, dibujos, acuarelas, grabados, fotografías, carteles y documentos —de autores como José Clemente Orozco, Gerardo Murillo Dr. Atl, Alfredo Zalce, Nacho López, Héctor García, Manuel Rodríguez Lozano, Rufino Tamayo y Roberto Montenegro, entre otros— integran la exposición que develará al espectador la historia de esa otra Ciudad de México, la que se escondió en las sombras de la prescripción social, de la negación y el borramiento.

La muestra, abierta al público a partir del 25 de mayo, revela la historia de las vedettes, el burlesque, las cantinas, coristas y la prostitución, a través de más de 150 piezas que se exhiben en los siete núcleos que la conforman: Entre luces y sombrasLuces de la ciudadLa ciudad que se iluminaAl caer la noche, Los habitantes de la oscuridad; Bajos fondos y marginalidad, así como Cine y transgresión.

Las obras, que provienen de colecciones privadas y diversos museos, como el Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, El Estanquillo, Nacional de la Estampa y Nacional de Arte; la Hemeroteca Nacional, el Estudio Casasola y la Academia de Artes, dan cuenta de la vida nocturna de la Ciudad de México —de la cual ha formado parte sustancial la colonia Tabacalera y barrios aledaños, como la colonia Guerrero, Tlatelolco y el propio Centro Histórico—  antes de la profunda transformación que sufrió con la llegada del siglo XX y su halo de modernidad, representado especialmente por la luz eléctrica que comenzó a iluminar las calles y espacios públicos, ganándole no solo tiempo a la noche, sino también a todas las posibilidades de continuar viviendo las promesas de diversión, pasión y aventura que ésta entrañaba.

Registros fotográficos

Las noches de la ciudad ya poseían una serie de personajes y sitios que habían quedado invisibilizados por la estricta moral decimonónica, sin embargo, los registros fotográficos —como el llamado Registro de mujeres públicas ordenado por Maximiliano de Habsburgo en 1865— exponen la vida en los márgenes de la legalidad, que alimentó también el devenir de una sociedad en desarrollo.

Así, además de los óleos, grabados y dibujos, se presentan fotografías de Nacho López y Héctor García; el Registro de mujeres públicas conforme al Reglamento expedido por su majestad el emperador en 1865 y reproducciones del álbum fotográfico Colección de prostitutas, del gobernador Juan José Baz.

El cine no podía quedarse sin el lugar que por mérito propio le corresponde, por lo cual en la sala de exposiciones temporales del Museo Nacional de San Carlos se presentan carteles con imágenes de las fachadas de algunos de los más emblemáticos edificios de la época, así como de las películas Aventurera, Salón México, Santa y Amor de la calle.

Finalmente, el último núcleo habla del acoso y la humillación que vivieron los habitantes de la oscuridad: homosexuales, prostitutas y drogadictos cuyas historias fueron relatadas en pasquines, como Magazine de policíasDetectivesEl mejor semanario de México y Suplemento de policía.

La noche nos pertenece estará abierta al público a partir del 25 de mayo en el Museo Nacional de San Carlos, avenida México Tenochtitlan N° 50, colonia Tabacalera.

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