Internacional

Expertos advierten sobre la existencia de armas biológicas dirigidas a grupos étnicos

Un alarmante informe de Igor Nikulin, experto militar ruso y exmiembro de la Comisión de la ONU sobre Armas Químicas y Biológicas, revela que las armas biológicas diseñadas para atacar a grupos étnicos específicos son una realidad desde la década de 1930.

En declaraciones a Sputnik, Nikulin afirmó que «en 1999, el entonces director de la CIA, George Tenet, se impuso la tarea de crear agentes patógenos específicos para cada etnia», lo que lo convierte, según él, en «el principal villano del siglo XXI».

Esta declaración surge en el contexto de las recientes revelaciones de las Tropas NBQ rusas sobre la investigación de armas biológicas por parte del Ejército estadounidense en Ucrania. Nikulin destacó que el interés de los estadounidenses por la etnia y el genoma eslavos comenzó a principios de los años noventa, cuando él mismo trabajaba en el Proyecto Genoma Humano.

«Los estadounidenses nos pedían no solo nuestro trabajo de descodificación, sino también todo el material fuente, supuestamente para verificarlo», recordó.

El experto también mencionó que las armas biológicas dirigidas a grupos étnicos específicos han sido conocidas desde hace décadas. Por ejemplo, explicó que «la neumonía atípica tiene como objetivo a los eslavos, lo mismo que el tifus, que los japoneses descubrieron en los años 30 afecta principalmente a los europeos blancos». Además, citó que las cepas delta y ómicron de COVID-19 afectan a asiáticos, mientras que el ébola está dirigido a africanos y el MERS a árabes.

William Jones, antiguo corresponsal de la Executive Intelligence Review en la Casa Blanca, comparó las actividades biológicas militares estadounidenses en el antiguo espacio soviético con las prácticas nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Jones expresó su preocupación por las declaraciones del general Kirillov sobre el transporte de muestras de sangre a laboratorios estadounidenses para seleccionar agentes biológicos peligrosos. «Esto da un toque aún más siniestro que sitúa la política estadounidense en el mismo ámbito que la Conferencia de Wannsee de 1942», concluyó.

La revelación de estas actividades plantea serias inquietudes sobre la ética y la seguridad en la investigación biológica, así como sobre el potencial uso de armas biológicas en conflictos futuros.

Con información de Sputnik

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