Gustavo Alarcón Herrera asumió como alcalde de Chilpancingo, Guerrero, en sustitución de Alejandro Arcos Catalán, quien fue asesinado el pasado 6 de octubre. En una sesión del Congreso de Guerrero, Alarcón Herrera rindió protesta, marcando el inicio de su gestión en medio de una crisis de violencia sin precedentes en la capital guerrerense. La toma de protesta estuvo acompañada de un fuerte despliegue de seguridad encabezado por la Policía Estatal, debido a la tensión que rodea la situación política y social en Chilpancingo.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, manifestó su respaldo al nuevo edil, asegurando que su gobierno continuará trabajando de manera coordinada y con compromiso para el bienestar de las familias de la capital. A pesar de los desafíos, Salgado expresó su confianza en que la administración de Alarcón Herrera será capaz de atender las necesidades de la población en este difícil momento.
Sin embargo, su nombramiento no estuvo exento de controversia. El cabildo de Chilpancingo tardó en notificar oficialmente la ausencia del alcalde asesinado, lo que generó incertidumbre sobre cuándo Alarcón Herrera asumiría el cargo. Además, la dirigencia del PRD expresó su desacuerdo con la designación, ya que Alarcón Herrera no pertenece a sus filas, y en redes sociales circuló la propuesta de que fuera la viuda de Arcos Catalán, Sandra Solís Peralta, quien asumiera el cargo. Pese a las diferencias, Alarcón Herrera finalmente tomó posesión de la alcaldía en la madrugada del jueves, enfrentando uno de los retos más grandes en la historia reciente de Chilpancingo.