Cultura

Hugo Gutiérrez Vega, polifacético intelectual del siglo XX mexicano

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) recuerdan al escritor Hugo Gutiérrez Vega, quien cumpliría 90 años este 20 de febrero, reconocido como uno de los más destacados y polifacéticos intelectuales del siglo XX mexicano, ya que su actividad se desarrolló desde la abogacía, la docencia, la diplomacia y el periodismo, pero particularmente desde la poesía y el ensayo.

Gutiérrez Vega obtuvo numerosos premios y distinciones tanto en México como en el extranjero. Aquí se le concedió el Premio de Poesía Aguascalientes 1976, Premio de Letras Jalisco 1994, Premio Nacional de Periodismo 1999 en el área de Difusión Cultural, Premio Iberoamericano Ramón López Velarde 2001, Premio Xavier Villaurrutia 2002, la Medalla Bellas Artes en 2004, el Premio Poetas del Mundo Latino Víctor Sandoval 2009 y el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2013 en la categoría de Lingüística y Literatura.

En el extranjero fue distinguido con la Orden al Mérito 1966 en grado de Comendador en Italia; la Medalla Alfonso X 1981 por la Universidad de Salamanca, la Medalla de Comendador de la Orden de Isabel la Católica 1983, también en España, y la Orden del Delfín 1994 (Gran Cruz), en Grecia, entre muchas otras.

El poeta y ensayista nació en Guadalajara, Jalisco, en 1934; en la adolescencia conoció la obra de Alfredo Plascencia y de Ramón López Velarde, pero quien más le llamó la atención fue el poeta español Rafael Alberti, quien fue su amigo personal y quien más influyó en su obra lírica, por lo que lo consideraba su “hermano mayor”.

A los 17 años escribió sus primeros poemas, lo que no le impidió estudiar Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Letras inglesas en Estados Unidos, Letras italianas en la Universidad de Roma y Sociología de la Comunicación en Londres, Inglaterra.

A principios de los años cincuenta incursionó en el mundo de la cultura como parte de una nueva generación de escritores que comenzaban a forjar su camino en las letras, como Carlos Monsiváis, Sergio Pitol y José Emilio Pacheco —a quienes también consideraba sus hermanos— y también el poeta argentino Juan Gelman.

A la par de su actividad como escritor de poesía y ensayo, Hugo Gutiérrez Vega desempeñó múltiples actividades. Durante más de 30 años trabajó en la diplomacia mexicana y fue embajador de México en Grecia (1987-1994) y agregado cultural y cónsul general en Estados Unidos, España, Italia, Brasil, Rumania, Líbano, Chipre, Moldavia y Puerto Rico. También desempeñó misiones especiales para la Unesco en Irán y la antigua Unión Soviética.

En México dedicó amplio espacio a la docencia en las facultades de Filosofía y Letras y de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, además de ser profesor visitante en España, Portugal, Grecia, Brasil, Argentina y Noruega. Por esta faceta fue miembro destacado del Seminario de Cultura Mexicana, de la Academia Puertorriqueña de la Lengua Española y de la Academia Mexicana de la Lengua.

Pero lo que más estuvo presente en la vida de Hugo Gutiérrez Vega fue la escritura: la poesía, el ensayo, el periodismo, la promoción de la cultura. Fue director de la Revista de la Universidad de México y director del suplemento cultural La Jornada Semanal, así como colaborador de las revistas Cuadernos HispanoamericanosNexos¡Siempre! y Vuelta, entre otras.

Fue autor de 15 poemarios, muchos de ellos influidos por sus constantes viajes que, además, le redituaron amistades entrañables, como la de los escritores Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias y el propio Rafael Alberti, de quienes aprendió a amar la poesía: Desde Inglaterra (1971), Samarcanda y otros poemas (1972), Meridiano ocho–cero (1982), Andar en Brasil (1987), Georgetown blues y otros poemas (1987) y El nombre oculto de Grecia (1991), entre otros.

Su poesía completa se reunió en los volúmenes Las peregrinaciones del deseo. Poesía reunida 1966–1985, editada en 1987, y Nuevas peregrinaciones (1994). Su trabajo como traductor de poesía griega fue ampliamente reconocido, además de que otra de sus pasiones fue el ensayo, género en el que publicó Otras voces, otros ámbitos: Ensayos reunidos.

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