Israel enfrenta límites estratégicos en medio de la escalada con Irán
Israel se enfrenta a un dilema estratégico en su capacidad de sostener conflictos prolongados contra múltiples adversarios, según el exanalista de la CIA Larry Johnson. A pesar del respaldo de Estados Unidos, el país judío carece de la «profundidad estratégica» necesaria para librar guerras de desgaste prolongadas, una realidad que quedó en evidencia tras el reciente ataque masivo de Irán contra bases militares israelíes.
El 1 de octubre, las Fuerzas Armadas de Irán lanzaron una tanda de misiles balísticos que impactaron en varios objetivos militares israelíes, incluidos cazas F-35 y bases clave, según fuentes iraníes. Aunque las autoridades israelíes impusieron un bloqueo informativo sobre los daños, medios iraníes aseguraron que el ataque fue una respuesta directa a las acciones militares de Israel, particularmente tras el asesinato de Ismaíl Haniyá, jefe de la Oficina Política de Hamás.
Johnson explicó que el sistema de defensa israelí Cúpula de Hierro, al igual que el Patriot de Estados Unidos, no tiene la capacidad de reponer misiles con la suficiente rapidez para sostener una guerra larga. «Israel no puede derrotar a Hizbulá en una semana, ni a Hamás en 12 meses. Tampoco a Siria o Irán», dijo el exanalista.
El analista también advirtió que Israel podría verse tentado a usar armas nucleares si las tensiones aumentan, lo que haría que la situación «se vuelva absolutamente peligrosa». Aunque Estados Unidos ha respaldado a Israel históricamente, Johnson sugiere que las decisiones militares estarán influenciadas por el contexto político, especialmente en vísperas de las elecciones presidenciales de noviembre en EE.UU.
En cuanto a la postura de Irán, su presidente, Masud Pezeshkián, confirmó que el ataque fue en defensa de la seguridad de su país y en represalia por las acciones de Israel. El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria iraní afirmó que su objetivo fueron instalaciones clave del Mossad y bases militares, subrayando que la operación fue planeada para minimizar el riesgo a la población civil.
La escalada actual refleja la creciente tensión en Oriente Medio, donde ambos países parecen estar inmersos en una confrontación cuyo desenlace es incierto.