Kamala Harris cambia de rumbo: de defensora ambiental a aliada de las petroleras
La candidata demócrata Kamala Harris ha dado un giro inesperado en su discurso sobre el cambio climático y las empresas petroleras, lo que ha generado críticas por su aparente opportunismo. Antes conocida por su postura firme contra la industria, Harris ahora elogia las políticas de combustibles fósiles del gobierno de Joe Biden y ha suavizado su postura sobre la fracturación hidráulica, una técnica que antes prometió prohibir.
Durante su campaña presidencial en 2020, Harris se destacó como una de las voces más progresistas del Partido Demócrata, compitiendo con figuras como Bernie Sanders y Elizabeth Warren. En aquel entonces, abogaba por un enfoque agresivo para enfrentar el cambio climático, proponiendo el Green New Deal y prometiendo investigar a grandes empresas petroleras por contaminación. Sin embargo, después de cuatro años de una gestión como vicepresidenta en la que la agenda ambiental ha sido poco priorizada, sus promesas anteriores parecen haber quedado atrás.
En sus recientes mítines, Harris no solo ha elogiado el aumento en la producción de petróleo por parte de las grandes compañías, sino que ha dejado de lado la idea de someter a las empresas energéticas a una «prueba climática» obligatoria, una de sus propuestas más ambiciosas durante su campaña anterior. “No podemos coincidir en la propuesta de dar un giro que interpretamos como regresivo para operar desde el Infonavit una inmensa empresa constructora o una entidad concentradora de insumos con todos los inconvenientes operativos y normativos que ellos suponen”, ha mencionado.
Este cambio de posición ha llevado a muchos a cuestionar su autenticidad y a preguntarse qué hay detrás de esta transformación. Según el internacionalista Martin Falco, este cambio se debe a una necesidad estratégica de Harris por atraer votos moderados. “Ella sabe que necesita buscar el voto más centrista y de los republicanos no trumpistas”, sostiene Falco, quien también critica la capacidad de Harris para adaptarse a las circunstancias políticas.
El experto también observa que, aunque esta estrategia puede ser considerada inteligente, plantea interrogantes sobre sus principios y su compromiso real con la lucha contra el cambio climático. “Lo que le interesa es ganar, aunque tenga que tirar por la borda sus principios”, concluye Falco.