La clonación digital: el reto de regular la IA ante casos como el de Andrea Chávez y Marcela Monti
El avance de la inteligencia artificial (IA) está revolucionando diversos ámbitos, pero también genera desafíos legales y éticos que los sistemas jurídicos aún no han resuelto.
Una de las innovaciones más inquietantes es la clonación de rostros y voces, tecnología que permite replicar con gran precisión las características físicas y vocales de una persona. Esta capacidad plantea riesgos serios para la privacidad y la seguridad, dejando a las víctimas expuestas a manipulaciones y fraudes.
Caso argentino alerta sobre los riesgos
En Buenos Aires, Argentina, se ha presentado una demanda colectiva que podría sentar precedentes. Un grupo de ciudadanos, encabezado por la fiscal Marcela Monti, denunció a varias plataformas digitales por usar IA para recolectar y manipular datos biométricos sin autorización.
La fiscal solicitó al juzgado que se bloqueen los sitios involucrados y se implementen campañas de concienciación pública sobre los peligros de estas tecnologías.
Aunque en México aún no existen casos judiciales tan avanzados, el riesgo no es menor. Recientemente, una legisladora (Andrea Chávez) denunció que su imagen fue manipulada digitalmente, evidenciando que el país tampoco es ajeno a estas prácticas. Estos incidentes exigen una reflexión urgente sobre la necesidad de actualizar el marco regulatorio en torno a la IA y la protección de los datos personales.
¿Cómo funciona la clonación digital mediante IA?
La clonación de rostro y voz utiliza algoritmos que se entrenan con grandes volúmenes de imágenes y audios. Con esta información, la IA es capaz de recrear versiones falsas tan precisas que muchas veces resulta imposible distinguirlas de las originales.
Esta tecnología ha sido aplicada en campos como el entretenimiento, pero también es usada de manera malintencionada para cometer fraudes, suplantar identidades e influir en la opinión pública.
Urgencia de regular y concientizar
El uso indebido de la IA para manipular identidades representa un peligro creciente, especialmente en un mundo cada vez más digital. En este contexto, expertos y autoridades coinciden en que los sistemas jurídicos deben actualizarse para sancionar adecuadamente estas prácticas. Asimismo, es fundamental educar a la ciudadanía sobre los riesgos asociados y cómo identificar intentos de suplantación.
En palabras de la fiscal Monti: “La protección de los datos biométricos es un derecho fundamental que no puede ser vulnerado por las empresas con fines lucrativos.” En México, estos casos emergentes evidencian que el país también deberá estar preparado para legislar en esta materia y proteger a sus ciudadanos de los riesgos asociados a la clonación digital.
El reto es claro: la innovación tecnológica debe ir acompañada de leyes que garanticen la seguridad y los derechos de las personas en un entorno cada vez más expuesto a los avances de la inteligencia artificial.