Cultura

La sopa, uno de los los pilares fundamentales de la civilización.

En las comidas mexicanas, nunca falta una buena sopa. Elaboradas con ingredientes muy variados, verduras, pescados, carne, pasta, legumbres, arroz, condimentos etc., sus ingredientes aportan propiedades beneficiosas para la salud. Además de que se pueden adaptar a los gustos, necesidades, o la edad del consumidor y a la estación del año en la que se consumen, sin que por ello sea un plato monótono y repetitivo.

Durante el invierno aportan calor y una sensación de confort, si bien, también hay sopas refrescantes como el gazpacho, que se ingiere especialmente durante las estaciones cálidas. El consumo de gazpacho y cremas vegetales, hace que se alcance más fácilmente el objetivo nutricional recomendado de tomar 5 raciones de fruta y verdura al día.

Las sopas contienen proteínas -que por la combinación de cereales, hortalizas y legumbres son de muy buena calidad-, fibra alimentaria de alto poder saciante, lo que ayuda a prevenir la obesidad y cantidades variables de minerales y vitaminas, pero, te has preguntado ¿cuál es su origen?

En algún momento de nuestra historia, los seres humanos inventamos algo que cambió radicalmente el curso de nuestra especie: la sopa. Es difícil exagerar el impacto que este simple invento tuvo en nuestro desarrollo. Antes de la sopa, existían abundantes fuentes de calorías que eran prácticamente inaccesibles para nosotros. Raíces demasiado duras para digerir, huesos y carnes muy resistentes eran alimentos que teníamos que dejar para los carroñeros o los pequeños roedores.

Con la invención de la sopa, de repente, ingredientes como los ñames, los huesos y partes duras de los animales se convirtieron en manjares deliciosos y nutritivos. Aunque se podría argumentar que cocinar los alimentos fue un avance más importante, la cocción en agua (que probablemente siguió poco después) nos permitió extraer muchos más nutrientes de sustancias que antes parecían no comestibles.

La sopa trajo consigo múltiples beneficios adicionales. Proporcionaba calor, lo cual era reconfortante en las noches frías. Fomentaba la comunidad, apoyando el desarrollo del lenguaje y la cultura. Se conservaba bien, ya que el proceso de cocción probablemente eliminaba las bacterias dañinas. Además, impulsó la innovación al motivarnos a crear recipientes para transportarla.

Incluso en la actualidad, la sopa sigue siendo un elemento fundamental en culturas de todo el mundo. Es sorprendente cómo incorpora ingredientes que, a primera vista, no parecerían comestibles.

La universalidad de la sopa es un testimonio de su utilidad: se encuentra en prácticamente todas las sociedades, adaptada a los ingredientes y gustos locales.

En esencia, la sopa puede considerarse como uno de los pilares fundamentales de la civilización. Su invención no solo amplió nuestra dieta, sino que también influyó en nuestras interacciones sociales, impulsó la innovación y se convirtió en un elemento común que une a diversas culturas en todo el mundo.

En resumen, las sopas forman parte de las tradiciones gastronómicas y contribuyen a mantener nuestra cultura.

Con información de gruporem-ucam.com y datos históricos en Facebook.

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