Manuel Delaflor interpretó obras de grandes pianistas, con maestría, técnica, estilo y expresividad en la Sala Manuel M. Ponce

Con la serenidad y maestría que solo el talento y los años han podido cultivar, la tarde del viernes 25 de febrero, el pianista Manuel Delaflor sorprendió a su público con un concierto en el que recorrió obras de los grandes pianistas del barroco, clasicismo y romanticismo, en el contexto del ciclo El arte del piano en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (PBA).

En el máximo recinto cultural del país, una de las maravillas que ofreció la velada fue observar al maestro Delaflor tocar sin partituras las seis obras que seleccionó de Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart, Franz Schubert, Ludwig van Beethoven y Frédéric Chopin: “Siempre he tratado de tocar de memoria. A ver cuánto me dura, porque ya estamos grandecitos”, comentó en breve entrevista.

No solo su técnica, sino el estilo y expresividad con las que el pianista de 81 años impregnó cada pieza, llevó al público por un viaje que inició con el coral Venid nos llama la voz, de Bach, con transcripción del compositor italiano Ferruccio Busoni, a la cual le siguió Fantasía en Re menor, KV397, de Mozart:

“Esta es una obra que Mozart no terminó. Parece ser que un alumno de él hizo el último renglón. Esta es una pieza pequeña, pero tiene una gran historia. Abarca un Preludio al principio y, después: la nostalgia, la tristeza, el desánimo, lo cual en la segunda parte cambia totalmente. Para mí, Mozart dijo: ¡A la goma, se acabó el sufrimiento, de aquí en adelante a disfrutar! Entonces, compuso un Allegro.

“Esta es una obra pequeña, pero tiene todos los estados de ánimo o los más contrastantes: la pena y la alegría. Desafortunadamente esta obra no es tan interpretada como debería. Se toca más Fantasía en Do menor, que es una belleza, pero, para mí, esta es el número uno”, dijo.

Continuó el ImpromtuOp. 90, núm. 2, de Franz Schubert, un género que para ese entonces, la mitad del siglo XIX, era nuevo y al cual el compositor le impregnó su particular estilo, con repeticiones y escalas revueltas. De los ocho que escribió, esta obra pertenece al primer conjunto de cuatro.

Esta obra dio paso a uno de los momentos estelares: Beethoven, puesto que Delaflor es gran conocedor del compositor alemán, de quien ha tocado el ciclo completo de sonatas para piano, integrada por 32 obras.

Para adentrarnos a este músico, el concertista inició con las 32 variaciones en Do menor, una obra que dura aproximadamente 15 minutos, en la cual Beethoven parte de un tema que evoca a la música barroca, en particular a la chacona y zarabanda, para crear 32 variaciones.

El gran momento se lo llevó la Sonata en Do menor, Op. 13, nombrada por el editor como Patética, la cual fue escrita en 1798, cuando el compositor comenzaba a percatarse de su sordera. Considerada una de sus obras cumbre, esta sonata tiene el inicio dramático que caracterizó el estilo de Beethoven.

El concertista culminó su presentación con la Balada en Sol menor, Op. 23, de Chopin, de quien comentó: “Cuando hablamos de piano, el gran compositor es Chopin. Entre más música de este compositor escuchen, mejor van a comprender la música, van a desarrollar sensibilidad”.

Tras la ovación de pie que no le permitió bajar del escenario, Manuel Delaflor ofreció al público uno de los Estudios reunidos en el Op. 25, de Chopin.

Manuel Delaflor es considerado uno de los pianistas más destacados de nuestro país, reconocido nacional e internacionalmente. A lo largo de su trayectoria se ha presentado como solista al lado de las principales orquestas de México, así como de las orquestas sinfónicas de Guatemala, Montreal, Moscú y Rumania.

En 1989 presentó, por primera vez, el ciclo completo de las 32 sonatas para piano de Beethoven, periplo que repitió en 1991 y en 1999. Es integrante del grupo Concertistas de Bellas Artes.

El Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), instituto de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México ofrece actividades de calidad para público de todas las edades en recintos de la Ciudad de México y del interior de la República con el objetivo de fortalecer los derechos humanos a la cultura, en el marco del eje trasversal de inclusión, igualdad y diversidad.

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