El panorama político del Partido Acción Nacional (PAN) en la Ciudad de México (CDMX) se agita tras la reciente toma de protesta de Clara Brugada y la victoria electoral de junio.
En este contexto, el alcalde de Benito Juárez, Luis Mendoza, ha comenzado a distanciarse de su antecesor, Santiago Taboada, lo que ha reavivado las disputas internas por el control del partido.
Durante un acto celebrado este lunes, Mendoza aprovechó la ocasión para señalar que Benito Juárez «tiene una deuda en transparencia». Esta afirmación refleja una de las críticas más recurrentes que el partido en el poder, Morena, lanzó hacia Taboada durante la campaña. «Tenemos que regresar a los primeros lugares. Estaré muy al pendiente», prometió el nuevo alcalde, dejando claro su compromiso con una gestión más abierta y responsable.
Uno de los temas que más ha inquietado a la comunidad y al propio Mendoza es la corrupción inmobiliaria. «No permitiré ni un ladrillo fuera de la norma», advirtió, al anunciar que la ventanilla única de trámites permanecerá cerrada hasta el 31 de diciembre para llevar a cabo una «investigación exhaustiva» de las construcciones existentes en la demarcación. Sin embargo, esta declaración no fue bien recibida por todos en el PAN, especialmente por un dirigente que comentó irónicamente: «Habló de corrupción inmobiliaria con un hermano prófugo. ¿Con qué moral?».
La tensión entre Mendoza y Taboada, que se arrastra desde la campaña electoral, se hizo evidente en la celebración, donde Mendoza omitió mencionar a su antecesor en su discurso. «No recibí invitación», lamentó otro dirigente que no asistió al evento, evidenciando la fractura en el partido.
A medida que las diferentes facciones dentro del PAN buscan reposicionarse, la pregunta que queda en el aire es si Mendoza podrá consolidar su liderazgo tras la derrota de Taboada. Con la reelección de Mauricio Tabe en Miguel Hidalgo, quien también busca fortalecer su posición dentro del partido, las próximas semanas podrían ser decisivas para el futuro del PAN en la CDMX. Tabe, que se encuentra en una posición más estable al tener tres años más de mandato, podría convertirse en un rival interno en la lucha por el control del partido.