Internacional

Milei rompe con la neutralidad histórica de Argentina y critica a la ONU en su debut en la Asamblea General

El presidente de Argentina, Javier Milei, sorprendió al mundo con un contundente discurso en su debut en la Asamblea General de las Naciones Unidas. Durante 14 minutos, el mandatario argentino cuestionó duramente el papel de la ONU y anunció un cambio radical en la política exterior de su país: Argentina abandonará su histórica postura de neutralidad en el escenario global.

Milei, conocido por su estilo directo, describió a la ONU como un «Leviatán de múltiples tentáculos» que «impone una agenda ideológica a sus miembros» y criticó la Agenda 2030, calificándola como «un programa socialista que atenta contra la soberanía de los Estados». Este tipo de declaraciones refuerzan su alineamiento hacia Estados Unidos y su rechazo a las políticas multilaterales que, según él, limitan la libertad de las naciones.

En un cambio de dirección sin precedentes, el mandatario aseguró que Argentina tomará partido en conflictos internacionales. «A partir de este día, Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó, y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad», expresó con firmeza. El presidente también declaró su apoyo a Israel en el conflicto del Líbano, afirmando que es «el único país de Oriente Medio que defiende la libertad».

Este viraje en la política exterior marca una ruptura con décadas de diplomacia argentina, que tradicionalmente se había mantenido neutral, especialmente en situaciones de alta tensión internacional. Para algunos expertos, como el analista internacional Juan Venturino, esta decisión podría tener consecuencias graves. «Argentina está desechando un activo estratégico. Su neutralidad le permitía ser un mediador en conflictos globales. Con este abandono, pierde parte de su influencia», advirtió Venturino.

El discurso de Milei no solo marca una nueva era en la política exterior de Argentina, sino que también deja clara su postura frente a organismos internacionales, reafirmando su desdén hacia lo que considera «imposiciones ideológicas». Este giro en la diplomacia argentina será clave en los próximos años, tanto en sus relaciones bilaterales como en su posicionamiento frente a la comunidad internacional.

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