El reciente Operativo Enjambre, liderado por el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, ha generado una ola de preocupación entre los alcaldes de la Ciudad de México y otros estados.
Este operativo, que resultó en la detención de siete personas con armas, drogas y explosivos en cuatro alcaldías, ha encendido las alarmas sobre la creciente influencia del crimen organizado en la capital.
García Harfuch anunció a través de sus redes sociales que el operativo fue el resultado de una coordinación efectiva entre fuerzas locales y federales. Los detenidos, provenientes de Sinaloa, Sonora y Michoacán, están vinculados a una organización delictiva dedicada al tráfico y comercialización de narcóticos.
Entre los objetos confiscados se encontraban «armas de fuego, cartuchos, granadas y un artefacto explosivo», lo que subraya la peligrosidad de estas bandas.La cercanía geográfica entre la Ciudad de México y el Estado de México ha llevado a las autoridades a reforzar la seguridad local.
Fuentes del Palacio Nacional indican que esta estrategia es necesaria debido a los nexos territoriales y económicos entre ambas regiones.
En este contexto, se anticipa que operativos similares se repetirán en las próximas semanas como parte de una nueva política de seguridad impulsada por García Harfuch.
Los alcaldes han elevado su atención hacia la lucha contra el crimen organizado, conscientes de que estos operativos buscan desmantelar no solo a los grupos delictivos, sino también sus conexiones con autoridades locales.
La Secretaría de Seguridad está prestando especial atención a áreas del sur y norte de la ciudad, así como a puntos críticos en Cuauhtémoc, donde ya se han registrado episodios violentos.
La situación no es exclusiva de la capital; otros estados como Tabasco también están en alerta. La reciente violencia en esa región ha llevado a sus autoridades a estrechar vínculos con fuerzas de seguridad para combatir a los grupos criminales que operan en el país.