En una intensa sesión marcada por gritos, sirenas y carteles, el Senado de la República aprobó con 85 votos a favor y 41 en contra el dictamen de supremacía constitucional propuesto por Morena y sus aliados.
La reforma, que modifica los artículos 105 y 107 de la Constitución, elimina la posibilidad de interponer amparos y controversias constitucionales contra reformas aprobadas por el Congreso, reforzando así la soberanía del Legislativo sobre el Judicial.
Un debate acalorado y polarizado
El pleno del Senado vivió momentos de tensión la noche del jueves durante la discusión del dictamen. Legisladores de Morena defendieron la medida argumentando que evitará que jueces interfieran con reformas aprobadas democráticamente por el Congreso.
“Esto garantiza que los cambios necesarios para la transformación del país no sean bloqueados por un Poder Judicial parcial y corrupto”, señaló el senador Óscar Cantón Zetina, al presentar el proyecto.
La sesión estuvo marcada por el choque de posturas entre el oficialismo y la oposición. Mientras Morena y sus aliados insistían en que la reforma responde a un mandato popular, la oposición denunció que se trata de un intento de concentrar el poder y limitar los mecanismos legales con los que los ciudadanos pueden defenderse.
“No se atenta contra el amparo”
Desde la tribuna, Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado, subrayó que la reforma no elimina el derecho de amparo para los ciudadanos, sino que impide su uso para detener decisiones legislativas legítimas. “Lo que buscamos es que no se dañe al pueblo mediante el abuso de recursos legales. Esta reforma es necesaria para garantizar la verdadera democracia”, afirmó Noroña.
Reacciones de la oposición
Legisladores opositores, como Ricardo Anaya Cortés, rechazaron la propuesta, argumentando que atenta contra el equilibrio de poderes. “Es una reforma que busca limitar las herramientas jurídicas que permiten frenar posibles abusos de autoridad. Estamos ante una concentración de poder sin precedentes”, advirtió Anaya.