Últimas semanas de la muestra colectiva Huella de Venado en la Galería José María Velasco

Con la finalidad de fomentar el coleccionismo de Arte Contemporáneo, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal) presenta la muestra Huella de Venado, en la Galería José María Velasco (GJMV), la cual se podrá apreciar hasta el 12 de marzo, de martes a domingo, de las 10:00 a las 18:00 horas.

El director del recinto de la Red de Museos del Inbal, José Alfredo Matus, comentó que la exposición está dedicada al proyecto del Taller de Gráfica Venado, fundado por el grabador e impresor Samuel Chávez Mazatl en 2016, la cual está enfocada en la estampa, el grabado y el dibujo.

El especialista explicó que Chávez Mazatl ha elaborado 400 imágenes y su sede está en Cancún, Quintana Roo, luego de haber emigrado del Estado de México al sureste.

Asimismo, por tratarse de una exposición colectiva, dijo que en la muestra se presentan obras de artistas que son menores de 40 años, en su mayoría, y pese a no ser tan conocidos como debieran, sus propuestas artísticas han rebasado las fronteras mexicanas.  

“Esta muestra se fraguó, entre otros motivos con la necesidad de que la gente pueda coleccionar arte y la mejor manera de lograrlo es a través de la gráfica. Por tal razón, la exposición se divide en varios módulos. Una parte está enfocada a las mujeres, la cual tiene un corte que va de la abstracción a la figuración; y en otra se exhiben las obras más contemporáneas. Además, se cubren todas las técnicas: serigrafía, grabado en hueco y en relieve, monotipo, aguatinta, azúcar, etc”.

Alfredo Matus señaló que el grabado en México es una herencia que se remonta a Leopoldo Méndez y a toda la escuela del Taller de Gráfica Popular. Por azares del destino, Oaxaca es ahora el epicentro de esta herencia y muchos artistas expuestos en la galería son de allá.

En este sentido, aseguró que “vivimos una época del auge de la gráfica en todos lados. Puedes ir a Guanajuato, Aguascalientes, San Luis Potosí, Oaxaca o Mérida y descubrirás que ya hay muchos talleres de gráfica. Lo importante es que no solo se admiren las obras, sino que se consuman también. Muchas veces pagamos una cantidad exorbitante por un celular, pero lo mismo se puede hacer con una obra gráfica que con el tiempo puede acrecentar su valor monetario y artístico”.

Rechazó que en México la academia y los curadores sean quienes legitimen a los artistas. En La Lagunilla o Tepito puedes encontrar obras que tienen mucho valor artístico, por su dibujo, composición o colorido, las cuales fueron hechas por artistas que no tienen en la frente la etiqueta del gran arte, pero que en la realidad sí lo son.

La obra de Víctor Hernández, de quien se exponen dos litografías: Esbirros y Anecdotario, de 2016 y 2015, respectivamente. Él es una estrella en Europa, luego de haber estudiado arte en la parte oriental del continente, pero en México es totalmente desconocido, a pesar de ser mexicano, indicó Matus. 

También se encuentran las xilografías El sueño de Díaz (2021), de Silverio Herrera; y Sin título y sin fecha, de Daniel Hernández. Otros dos artistas de gran talento e imaginación, señaló.

Caso aparte merecen las obras Rey de corazones (2018), de Felipe Cifuentes; y La semilla cósmica (2020) y Demasiado Mictlán (2022), ambas de Emiliano Guerrero.

Ellos tienen un talento innegable, incuestionable e invaluable, señaló Matus, quien compartió el nombre de otros artistas presentes en la muestra colectiva: Ernesto Alva, Adrián Aja, Rubén Morales, Claudia Méndez, Gabriela Morac, Diana Morales Galicia, José Luis Vázquez, Alejandro Pérez Cruz y Coral Revueltas, por mencionar algunos.

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