Redacción, Noticias MX Político.- Nursah Keskin es una doctora que atiende en el hospital de la ciudad de Adana. Su jornada de trabajo parece no tener fin. Toma brazaletes para colocar a los menores que siguen llegando sin padres ni madres que ayuden a identificarlos porque o continúan atrapados entre los escombros tras los terremotos en Turquía y Siria, o han perdido la vida en estos siniestros.
En las etiquetas se leen las palabras “anónima” o “anónimo”. A los bebés se les toma de las manos mientras luchan por sobrevivir en la sala de cuidados intensivos. Nadie sabe quiénes son, nadie sabe qué será de ellos. Los y las bebés, los y las niñas, después de volver a nacer, tendrán que enfrentarse a no saber de dónde vienen ni cuál será su destino cuando todo esto termine.
Keskin, pediatra y directora adjunta del hospital de Adana, reconoce que hay cientos de niños y niñas sin identificar en la unidad de cuidados intensivos. Mientras sostiene la mano de una pequeña con múltiples fracturas, un ojo negro y decenas de cicatrices, declara a BBC Mundo: “Sabemos dónde la encontraron y cómo llegó aquí. Pero intentamos encontrar una dirección. La búsqueda continúa”.
En este momento, y al cierre de esta nota, funcionarios de salud revelan que —tan sólo en Turquía— más de 260 niños heridos se encuentran hospitalizados sin todavía poderlos identificar. Todos ellos han sido rescatados de edificios que colapsaron tras los terremotos y se sabe que la cifra seguirá en aumento en los próximos días, mientras se agilice la búsqueda de más víctimas de debajo de los escombros.
JAM
