El megajuicio de García Luna

Está siendo juzgado por complicidad con el “Cártel de Sinaloa”, el mismo Juzgado del Distrito Este de Nueva York (Brooklyn y Manhatan) que condenó a “El Chapo”. El tema de la cobertura mediática y las diferencias fundamentales.

Redacción MX Político.- Los agentes estadounidenses y las autoridades judiciales en general, han escuchado acusaciones contra el exsecretario de seguridad federal mexicano durante al menos una década. Genaro García Luna se encuentra detenido desde 2019. Había sido detenido en Dallas, Texas y, acusado de aceptar sobornos millonarios del Cártel de Sinaloa, la organización criminal que fundó el narcotraficante Joaquín «El Chapo» Guzmán, también preso en la Unión Americana.

García Luna siempre se ha declarado inocente de todos los cargos. Su defensa afirma que el gobierno no ofrecerá ninguna evidencia física convincente de su trabajo con los cárteles, sino que se basará en el testimonio de los llamados testigos cooperantes como El Grande, que podrían haber hecho tratos por su testimonio.

La seguridad y el narcotráfico han sido –de por sí- históricamente, dos de los principales retos en la agenda bilateral entre México y Estados Unidos.

Bajo un minucioso escrutinio se encuentran actualmente ambios rubros de la relación, debido al juicio en EU al exsecretario mexicano Genaro García Luna; un proceso que genera una gran expectativa ante las posibles revelaciones de información y cuyos alcances e implicaciones aún se desconocen.

¿A qué le tira EU con este juicio?

El caso del capo mexicano Joaquín Guzmán Loera, conocido como «El Chapo», juzgado en el Distrito Este de Nueva York entre 2018 y 2019, cuyo juicio representó horas de entretenimiento para los programas de cable norteamericanos.

Los presentadores se mostraban fascinados con las historias de un “Chapo” que corría desnudo por un túnel para escapar de los marines y construía un zoológico privado con leones y tigres, mientras su amante lloraba en el estrado de los testigos y su esposa, la reina de la belleza, se reía desde la galería pública.

Este juicio contra García Luna es diferente… es la historia del protagonista…detrás del otro lado del escritorio. Es la historia del “cantinero”… y no la del “borracho”.

De entrada, ciertamenter es otro megajuicio contra el exsecretario de Seguridad Pública de México, que ciertamente tiene lugar en el mismo tribunal de Brooklyn, donde fue juzgado Guzmán Loera, pero…

En este caso, la cobertura estadounidense es y será –cada vez más- escasa y solemne. La mayoría de los periodistas que hacen ‘cola’ en las gélidas mañanas de Nueva York en invierno para ingresar al juzgado, pertenecen a medios de comunicación mexicanos. Lo mismo sucede con las personas que se concentraban para protestar ante la Corte en los días de selección del jurado, todos mexicanos.

Este juicio contra García Luna puede servir como prueba de que el estado mexicano –también- juega un papel, tan importante como el de los líderes de carteles en la llegada de drogas que valen miles de millones de dólares a los usuarios estadounidenses y en crear un baño de sangre en México. Este juicio tiene una relevancia mayor incluso que el de “El Chapo”, pero no el gancho mediático.

Eso sí, lleno de paralelismos: el mismo juez, Brian Cogan, la misma Corte, incluso dinámicas de procedimiento parecidas como la elección de un jurado conformado por 7 mujeres y 5 hombres en ambos casos.

En su declaración de apertura, el fiscal federal Philip Pilmar contó que García Luna usó su posición como jefe del equivalente mexicano del FBI de 2001 a 2006 y luego como jefe de seguridad a nivel de gabinete hasta 2012 para proteger a los cárteles de la droga que afirmaba combatir. «Mientras se le encomendó trabajar para el pueblo mexicano, también tenía un segundo trabajo, un trabajo más sucio, un trabajo más rentable», dijo Pilmar. El policía superior no solo se estaba enriqueciendo con los dólares de la cocaína, sino que usó a la policía federal como una fuerza paramilitar para acabar con los rivales del cártel, dijo la fiscalía.

El primer testigo de la fiscalía fue un exoficial de policía que se convirtió en ejecutor del cartel que fue arrestado y en cooperador con el gobierno de los EE. UU. El corpulento Sergio Villarreal Barragán, conocido como «El Grande», describió haber visto pagos a García Luna de millones de dólares metidos en bolsas. García Luna había sido agente de inteligencia antes de ser designado para encabezar la Agencia Federal de Investigaciones en 2001 y las denuncias de que trabajó con cárteles se remontan a esa época, aunque podrían haber sido falsificadas antes.

Faltan varias decenas de testigos; será un juicio largo y tedioso… hasta aparentemente inútil, disfuncional; sustentado en su inmensa mayoría probatoria por testimoniales y confesiones… pero no por pruebas periciales.

No es confiable el sentido de las deliberaciones judiciales, sustentadas a partir de dichos y no de hechos comprobados tecnológicamente.

hch

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