El jefe del organismo de control de la privacidad de Italia tenía la esperanza el martes de que OpenAI ajustaría su chatbot de IA para que pudiera volver a estar en línea en el país a fines de abril.
El organismo de control de Italia bloqueó temporalmente ChatGPT a fines de marzo por preocupaciones sobre la privacidad de los datos, convirtiéndose en el primer país occidental en tomar medidas contra el popular chatbot de inteligencia artificial (IA).
«Estamos listos para reabrir ChatGPT el 30 de abril, si OpenAI está dispuesto a tomar medidas útiles», dijo el jefe de la Autoridad de Protección de Datos, Pasquale Stanzione, al diario Corriere della Sera.
“Parece que del lado de la empresa hay, ya veremos”, dijo.
ChatGPT causó sensación mundial cuando se lanzó el año pasado para generar ensayos, canciones, exámenes e incluso artículos de noticias a partir de indicaciones breves.
Pero los críticos se han preocupado por mucho tiempo de que no estaba claro de dónde ChatGPT y sus competidores obtuvieron sus datos o cómo los procesaron.
El organismo de control de protección de datos de Italia había dicho que la empresa estadounidense OpenAI, que fabrica ChatGPT, no tenía base legal para justificar la recopilación y el almacenamiento masivos de datos personales para entrenar los algoritmos subyacentes al funcionamiento de la plataforma.
La autoridad también destacó la falta de claridad sobre de quién se recopilaban los datos.
Dijo que las respuestas incorrectas dadas por el chatbot no se estaban manejando adecuadamente y acusó a la empresa de exponer a los niños a «respuestas absolutamente inadecuadas».
El martes, Stanzione insistió en que se debe verificar la edad de los usuarios y que OpenAI debe «indicar un método para reducir el riesgo de respuestas incorrectas».
Los usuarios deben ser «claramente informados de que sus datos están siendo utilizados para un propósito específico, el entrenamiento del algoritmo», agregó.
El éxito arrollador de ChatGPT le valió a OpenAI un acuerdo multimillonario con Microsoft, que utiliza la tecnología en su motor de búsqueda Bing y otros programas.
También provocó una fiebre del oro entre otras firmas tecnológicas y capitalistas de riesgo, con Google apresurando su propio chatbot e inversionistas invirtiendo dinero en todo tipo de proyectos de IA.
