En opinión de Ramiro Oquita
LA DEMOCRACIA EN TIEMPOS DE LA REVOLUCIÓN

Horizonte de los eventos.

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“La democracia es la bandera que inspira la de los hombres de la revolución, por el sufragio efectivo, la no reelección, la libertad, la justicia social, y el desarrollo independiente”, precisó el Presidente de la Madrid, en la Exposición de Motivos de la Iniciativa de reforma electoral de la Renovación Política Nacional, en noviembre de 1986.

La democracia nunca limitó sus alcances, al ámbito comicial y de la renovación de los Poderes Públicos representativos. Observen ustedes cómo hasta este presidente de derecha pura, Opus Dei, recoge y reconoce -adicional al sufragio efectivo y la no reelección- la libertad, la justicia social “y el desarrollo independiente” (concepto no revolucionario, verbigracia).

El valor democrático <non plus ultra> del régimen de PP en vigor, es el sufragio efectivo. Y todos sus derivados. El régimen de PP que hemos construido, obcecado con la democracia liberal, donde acaso, porque los países que la encumbran, son a la vez, las economías más desarrolladas, por eso, los ingredientes secundarios de MMH, no tengan vigor democrático. En México, el derecho a la justicia social, se ha tenido qué exigir y a costado cada avance, una cuota de sangre de los más preclaros de sus hijos.

Aquí, la democracia que construyó el revolucionario, incluye desarrollo económico, político y social. Se le llamó Justicia Social. Consecuentemente, los gobiernos se dedicaban cada seis años, a renovarse, a dar acceso a los más brillantes, castigar a otros… e inmediatamente después, a gobernar, a ser congruentes con el perfil del desarrollo nacional histórico y con el que se impulsaba en esa Administración.

Eso daba continuidad. Que la “Alternancia” nuestra, no ha logrado concebir. Porque la alternancia gringa, y otras, tienen continuidad. Nosotros debemos descubrir ese secreto, y otros muchos. Aquí continuaremos primero, en descubrir cómo llegamos a esto.

Lo que el régimen de PP que hemos creado y que nos rige HEGEMÓNICAMENTE, no registra entre sus principios, postulados, condiciones ni cualidades, las de gobernar: todo tiene referente electoral. La visión que impone la naturaleza del régimen es la de la tajada o cuota electoral y su referencia en cargos, regiones, segmentos, presupuestos, cuadros y dirigentes, no existe el valor, ni como referencia del significado de todo lo anterior, respecto de mejoramiento de la casa habitación de los mexicanos, postulado constitucional que nadie pela, tampoco tiene referencia con la salud, ni con la educación, ni con el trabajo, ni con la movilidad, los derechos abortistas ni antiabortistas, vaya, los asuntos de los PP, electorales, no tienen referencia más que con las cuotas, posiciones y presupuestos.

Y no impulsan la preparación y obra programáticas, pues todo es a partir de una coalición que estable la fuerza de la expresión (o grupo político) y lo que le corresponde por cuota. Y este mecanismo da respuesta sólo a lo inmediato. Donde no caben la programación sobre una planeación transexenal, transgrupal y transpartidista, tareas que exige el arte del buen gobierno.

Es que he llegado a la conclusión de que debemos equipar nuestro régimen político, de mejores herramientas. Advirtiendo desde ahora, que si no somos capaces los ciudadanos, todos, de exigirlo a nuestros PP, haciéndoles ver, los graves incumplimientos constitucionales en que caen, sin respeto ni pudor alguno y que ese comportamiento lo hemos tolerado hasta el extremo de que la propia supervivencia de nuestra menguada democracia, desaparezca. Por ello la gravedad del LLAMAMIENTO:

Cuan importante es la siguiente precisión, de algo que era muy claro para los revolucionarios de aquel régimen, que no supimos explicar después, porque nuestros indicadores de legitimidad, no tenían valor alguno ni indicador referente, en los valores de las democracias liberales. He dicho que la legitimidad del sistema descansaba en la obra progresista de los gobiernos que solidificaban un régimen de constantes mejoras sociales, políticas y económicas para la población. No sólo en el voto.

Y eso ha hecho toda la diferencia, porque mientras estamos imbuidos en la lógica de la puridad del voto, los PP se han apoderado del todo, todo lo legitiman y justifican con la puridad del voto, incluso su inoperancia, desaseo, ineficacia e inconveniencia. Y postergan hasta ahora, al infinito TODA DEMÁS DEMANDA CIUDADANA QUE NO TENGA INCIDENCIA ELECTORAL CON BENEFICIO DE CUOTA.

“La legitimidad dimana de la voluntad histórica del pueblo”, sí, había una congruencia en la obra de gobierno y los reclamos y exigencias del pueblo, a través de la Independencia, de la Reforma y en la Revolución Mexicana, de una suerte para el régimen priista, como si los pueblos mexicanos de esas tres epopeyas, votaran por él mayoritariamente. 

El régimen actual, de PP, bajo el gobierno de ninguno se aprecia una obra de gobierno integradora, de reconciliación (si hubiera algo por qué reconciliarnos) y sobre todo, de unidad para sumar más fuerza en el desarrollo y construcción de nuestro destino político y social.

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