Redacción MX Político.- El pasado domingo 4 de junio se llevaron a cabo las elecciones para elegir al gobernador en el Estado de México (Edomex) y en Coahuila. En el Edomex, el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus partidos aliados le arrebataron la gubernatura al Partido Revolucionario Institucional (PRI). Esto, luego de que este último siempre había tenido el poder en el estado vecino de la Ciudad de México. Así, Delfina Gómez, candidata de Morena, logró ganarle la gubernatura a Alejandra del Moral.
Por el contrario, en Coahuila, Manolo Jiménez, del PRI, logró ganar por una amplia ventaja a Armando Guadiana, de Morena, en Coahuila.
Sin embargo, antes de que se llevaran a cabo las elecciones, en el Edomex, las casas encuestadoras pronosticaban una arrasadora ventaja de Delfina Gómez sobre Alejandra del Moral. Se hablaba de hasta 20 puntos de diferencia, algo que, en realidad, fueron poco más de 8 puntos.
Sobre este tema habla el periodista Carlos Loret de Mola este miércoles en su columna Historias de Reportero, titulada Las encuestas: el “gran elector” bajo sospecha. En ella, el periodista señala que entre las casas encuestadoras más conocidas, hubo una tendencia a sobreestimar a Morena en las pasadas elecciones del Edomex y Coahuila.
Y es que Loret explica que en el Edomex la gran mayoría de las casas encuestadoras señalaban que la ventaja de Delfina Gómez sobre Del Moral era mucho mayor a los 8 puntos con los que ganó la candidata de Morena, y que, prácticamente, todas llegaron al fin de semana de la elección con ventaja de dos dígitos. En Coahuila, señala, ninguna encuesta predijo la gran ventaja con la que ganó Manolo Jiménez.
El periodista menciona que todo apunta a que también en las encuestas, Morena es el nuevo PRI, pues cuando este partido ocupaba la presidencia, era muy común que las encuestas sobreestimaran al partido que se encontraba en el poder. Explica que expertos en la medición de opinión pública le señalaron que cuando les preguntan a los encuestados de dónde creen que es la encuesta que contestaron, la mayoría dice que es del gobierno. Si a eso se le suma que en las campañas actuales, uno de los temas centrales que se tocan es que si Morena pierde se podrían acabar los programas sociales, no es de extrañarse que un relevante segmento de la población se sienta obligado a decir que va a votar por Morena, cuando en realidad, en la privacidad de la urna, no lo hacen y votan por la oposición. “El voto oculto es a favor de la oposición”.
Explica que si el ciudadano no contesta con la verdad en las encuestas porque le tiene miedo al gobierno, la culpa no es del gobierno que amenaza, sino del encuestador. “Encima, la profusa circulación de encuestas no profesionales, manipuladas para insertarse en la narrativa de una de las campañas, mina la credibilidad del ejercicio en general”.
Loret de Mola dice que en ese contexto se plantea que la elección del candidato presidencial de Morena sea justamente a través de encuestas propuestas por el partido y por los aspirantes, sujetas a ser vetadas si se equivocaron y supervisadas por las propias “corcholatas” de ese partido. “Primero, cada corcholata podrá sugerir dos casas encuestadoras para que, de todas esas, se seleccionen a 4 por sorteo. Y segundo, junto a cada encuestador podrá ir un representante de cada corcholata”.
Explica que llegará a cada hogar un contingente de siete personas a preguntar la opinión secreta de un miembro de ese hogar seleccionado estadísticamente para que responda con la verdad. Esto, dice, muy alejado de las buenas prácticas que se recomiendan para este tipo de ejercicios basados en la opinión, si lo que se busca es que la gente responda con respuestas reales. Menciona que la cosa se pone peor si hay que movilizar a toda esa tropa a algún lugar alejado que haya sido seleccionado en la muestra.
“Es un desafío instrumentar algo así. O quizá, es un galimatías diseñado deliberadamente para que las encuestas se contradigan unas a otras, y la decisión final la tome el presidente de la República”, concluye.
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