En opinión de Enaela García CEO de CYCSAS
Resiliencia cibernética: el primer paso para responder a un ataque

La ciberseguridad requiere de respuestas rápidas ante lo crítico de un ciberataque. El 43 por ciento de los ataques contra organizaciones en México en el 2023, tuvieron éxito y se remediaron después de ocurrido el daño, de acuerdo con los datos de la firma Tenable; lo que pone de manifiesto las graves consecuencias que pueden surgir cuando un incidente de seguridad no se aborda con prontitud.

El tiempo juega un papel crucial en la gestión de incidentes de seguridad cibernética. Cada minuto durante un ataque puede resultar en pérdidas económicas considerables, daños irreparables a la reputación y amenazas para la continuidad del negocio. Responder a un ciberataque en menos de una hora se ha vuelto esencial para minimizar su impacto y evitar su prolongación.

La primera razón para esta premura radica en la necesidad de contener el impacto y reducir la duración del ciberataque. Cuando un incidente se prolonga –ya que no existe defensa de por medio–, las pérdidas económicas y los daños operativos pueden acumularse rápidamente. Una respuesta ágil permite identificar el alcance del compromiso, eliminar la amenaza y restaurar la normalidad de manera eficiente.

La continuidad del negocio también se ve amenazada cuando un ciberataque no se gestiona rápidamente. Las empresas, especialmente en sectores críticos como la salud, la banca y la energía, dependen de la disponibilidad continua de sus sistemas para operar eficazmente. Incidentes en hospitales y empresas de telecomunicaciones son un claro recordatorio de los riesgos que enfrentan cuando la respuesta a un ataque se retrasa.

Además de proteger la continuidad del negocio, una respuesta rápida también es esencial para minimizar el impacto en terceros, incluidos clientes, empleados y proveedores. Los ciberataques pueden afectar no solo a la empresa objetivo, sino también a aquellos que dependen de sus servicios y productos.

En términos económicos, los costos asociados a los ciberataques pueden ser exorbitantes, como lo demuestran los casos recientes. La implementación de un servicio de Respuesta a Incidentes proactivo, que incluya evaluaciones periódicas de preparación como el Readiness Assessment, puede ayudar a limitar estos costos al permitir una respuesta rápida y eficaz a los ataques.

Sin embargo, más allá de las pérdidas económicas, también está en juego la reputación empresarial. La transparencia y la capacidad de respuesta rápida son cruciales para mitigar el impacto en la reputación de una empresa después de un ciberataque. La confianza de los clientes, inversores y socios comerciales puede verse seriamente afectada si perciben que la empresa no está preparada para manejar incidentes de seguridad de manera efectiva.

En última instancia, la implementación de un servicio de Respuesta a Incidentes proactivo, respaldado por evaluaciones periódicas de preparación como el Readiness Assessment, es fundamental para garantizar que las empresas estén listas para enfrentar los desafíos del ciberespacio. La velocidad de respuesta puede marcar la diferencia entre la supervivencia y el fracaso en un entorno cada vez más hostil y dinámico. En el mundo de la ciberseguridad, cada segunda cuenta.

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