Los trabajadores y la dirección de los icónicos «Tres Grandes» gigantes automotrices se enfrentarían en la mesa de negociaciones el sábado en el segundo día de una huelga que amenazaba con perturbar la economía y sacudir la campaña para las elecciones presidenciales de 2024.
Después de un intento fallido de último minuto por parte de General Motors, Ford y Stellantis para llegar a un acuerdo antes de la fecha límite del jueves por la noche, los miembros del United Automobile Workers se retiraron el viernes.
Parecían decididos a continuar con la acción, incluso cuando Ford anunció rápidamente que el efecto dominó de las huelgas significaba despidos temporales de 600 puestos de trabajo.
El presidente de la UAW, Shawn Fain, dijo el viernes por la noche que no era cierto que «las negociaciones fracasaron».
Sin embargo, añadió que «nuestros miembros y aliados se mantienen firmes en los piquetes. Cualquiera que quiera apoyarnos puede tomar un cartel y mantener la línea».
«Mañana esperamos estar en la mesa de negociaciones. Las tres empresas han recibido una contraoferta completa de nuestro sindicato y esperamos su respuesta».
Sólo unos 12.700 de los 150.000 trabajadores representados por el UAW están en huelga, pero la decisión de los empleados de las empresas rivales de actuar al unísono envió un poderoso mensaje en su batalla por aumentos salariales del 40 por ciento.
La agitación en el sector crucial, que involucra a marcas como Jeep, amenaza a la economía estadounidense en un período de fuerte crecimiento y presión inflacionaria.
El presidente Joe Biden, que busca la reelección el próximo año, dio su respaldo a los huelguistas y dijo que entendía su «frustración».
Hablando en directo por televisión desde la Casa Blanca, Biden dijo que los trabajadores no habían podido beneficiarse de las enormes ganancias corporativas, que superaron los 20.000 millones de dólares para los tres gigantes sólo en el primer semestre de 2023.
«Las empresas han hecho algunas ofertas importantes, pero creo que deberían ir más allá para garantizar que los beneficios empresariales récord signifiquen contratos récord para el UAW», afirmó el demócrata.
Subrayando la influencia política de los sindicatos, el senador izquierdista Bernie Sanders y la gobernadora demócrata de Michigan, Gretchen Whitmer, se dirigieron a una multitud de huelguistas el viernes por la noche.
«Este es el país más rico en la historia del mundo y las familias de este país y las familias de la industria automotriz no deberían tener que vivir bajo este tipo de estrés», dijo Sanders.
Trabajadores por horas dejados atrás
Fain dijo que el sindicato haría huelga en una planta de cada empresa: una fábrica de GM en Wentzville, Missouri; una instalación de Stellantis en Toledo, Ohio; y una planta de Ford en Wayne, Michigan, pero sólo en las operaciones de ensamblaje final y pintura.
Sin embargo, la amenaza de que la huelga podría ampliarse era clara.
Muchos trabajadores asalariados dicen que los gigantes automotrices deben producir paquetes significativamente mejores para compensar lo que llaman magros salarios y recortes de beneficios después de la crisis financiera de 2008, cuando tanto GM como Chrysler, ahora parte de Stellantis, se involucraron en reorganizaciones por quiebra.
«Esta empresa ha estado ganando dinero con nosotros durante años», dijo Paul Sievert, que ha trabajado en la planta de Ford en Wayne durante 29 años. «Creo que es hora de que volvamos».
Los puntos conflictivos también incluyen el aumento de salarios y beneficios para los empleados junior para igualar el nivel de los trabajadores más experimentados, que actualmente ganan un salario máximo de alrededor de 32 dólares la hora.
General Motors elevó su oferta el jueves, elevando el aumento salarial propuesto al 20 por ciento, después de que la compañía había propuesto previamente un aumento del 18 por ciento, según la UAW.
En un comunicado el viernes, GM dijo que «continuaría negociando de buena fe con el sindicato para llegar a un acuerdo lo más rápido posible».
