En opinión de Miguel A. Rocha Valencia
Zaldívar desmiente al ganso, pero nadie le cree; era y es su lacayo y se viste de víctima

Yo Campesino / Mentirosos

Al igual que si patrón, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea optó por colocarse la toga de víctima y asegura que a pesar de las pruebas en su contra es inocente y que nunca como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación torció la ley a petición del ganso de Macuspana.

El problema para el ex togado es que entre más lo niega, más desmiente al machuchón de Palacio Nacional quien desde febrero pasado aseguró que cuando Zaldívar era presidente de la Corte lo requerían en casos especiales para incidir en ellos. El encargado de orientar veredictos de jueces o magistrados en favor a los deseos del profeta de la 4T, era el ex consejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer.

En esa ocasión a todo color y en cadena nacional, el taumaturgo de Macuspana dejó en claro que cuando necesitaba del magistrado presidente de la Corte, le pedían “el favor”, además de que en más de una ocasión se le vio transitar del edificio de la SCJN a Palacio Nacional donde ingresaba por la puerta lateral.

Es decir, acudía a recibir instrucciones de manera directa ya sea del caudillo o del consejero jurídico quien orquestó el sistema de chantajes a políticos y empresarios de todas las filas para que cooperaran con el plan cuatrotero o se atenían a lo que surgiera de las “carpetas de investigación” en curso como ocurrió incluso con dueños de medios de comunicaciones a quienes se amenazó con quitarles concesiones de servicios públicos si no se doblegaban.

La otra pinza era el sistema Judicial, no el Ministerio Público disfrazado de fiscalías “autónomas” sino jueces de consigna como el que se asignó al caso de Rosario Robles a quien, por mera presunción, recortes de periódicos y una licencia de conducir falsa la encerraron años para finalmente salir exonerada sin que se le probara una sola de las imputaciones en su contra. El Juez que la encerró, parienta de Dolores Padierna fue ascendido.

Lo curioso es que mientras Zaldívar Lelo fue presidente del máximo tribunal, los casos planteados por la consejería jurídica de Palacio caminaron lo mismo que los chantajes a empresarios y políticos, por eso muchas cosas que bajo la amenaza se construyeron hoy se están derrumbando.

Total, que la connivencia o sumisión de la cabeza del Poder Judicial al mesías tropical resulta innegable y en ello está basada la acusación que se formalizará contra Zaldívar Lelo quien vestido de víctima como lo hace su amo, se dice perseguido político y resulta que todo es para dañar la candidatura de la corcholata.

Ya nada más faltaría que enarbolara la bandera de la autoridad moral de la cual carece por más que diga que se formó en la idea marista de primero los pobres cuando en realidad es un representante más acabado de la actual oligarquía, de esa que quiere el poder para usarlo en su favor y no soltarlo, aunque la ley lo ande.  

Y si van más a fondo, una de las principales pruebas que podrán usar quienes acusan al exministro de torcer la ley en favor de los mandatos de la chachalaca de Tepetitán son las declaraciones de este último quien se tardó varios minutos para explicar cuál era la participación del ex juzgador en el manejo de sentencias “recomendadas” desde el Ejecutivo federal.

Una de las más palpables pruebas es que el mismo abogado reconoce que renunció a un año de su responsabilidad como ministro de la Suprema Corte para incorporarse al proyecto de la 4T y sin mayor recato, aun sin que su dimisión fuese aceptada, ya hacía proselitismo en favor de la corcholata presidencial.

O a menos que el caudillo del sureste mienta y en verdad Arturo Zaldívar resulta un jurisconsulto muy decente, impoluto, incapaz de torcer la ley para quedar bien con su patrón a quien venera por su ideología de “primero los pobres” no obstante que este sujeto confesó también en público que ese discurso sólo era estrategia política y que en ese sentido utilizaba la necesidad y mediocridad de millones de mexicanos para afianzarse en el poder.

Como sea, nadie le cree al tal Arturo Zaldívar quien como otros muchos vendió en vejez el prestigio acumulado en una vida de trabajo. Lamentable de verdad y más que defienda lo indefendible, su “honor y honradez”.    

En todo caso, fue el propio profeta cuatrotero quien clavó al ex presidente de la Corte a esa cruz y lo evidencia como un lacayo al servicio de la 4T además de traidor a la Ley y desde luego, un indeseable de su alma mater, la Escuela Libre de Derecho donde seguro tuvo maestros que hoy se avergonzarían o ¿No?

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