En opinión de Jesús Michel Narváez
A contracorriente… así es él
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Imposible no mencionar la información. Se trata de una defensa esperada. No es sorpresa. Para están cortados con la misma tijera.
Decir; “No tengo elementos, o sea, no hay pruebas en el caso de Venezuela, nosotros sí teníamos muchas pruebas”.
Es una afirmación temeraria que coloca a México, el país y a su presidente, en la casa de la risa.
Mientras el candidato “derrotado” Edmundo González -bateador emergente ante la prohibición para que María Corina Machado participara como candidata y enfrentar a Nicolás Maduro- mostró, con la presencia de su mentora, las actas recogidas en las casillas y con las cuales se confirma que el reelecto presidente obtuvo 2.7 millones de votos contra 6.9 de González.
El presunto y evidente fraude electoral, ha sido condenado por cuando menos 9 países latinoamericanos y la victoria “aplaudida” por Cuba, Nicaragua, Honduras y Rusia.
Presidentes de Chile, Ecuador, Colombia, Guatemala, Costa Rica, Panamá y Argentina, entre otros, demandan el recuento de votos. Vaya, loa técnica del mexicano de contar voto por voto y casilla por casilla. Sin embargo, el Consejo Electoral entregó la constancia de ganador a Maduro en solamente 8 horas después de haberse cerrado los centros de votación.
Ante la presión internacional y la junta de emergencia de la OEA para examinar el proceso y resultado electoral, el presidente de México sale con su batea de babas: no hay pruebas.
Se diría que se trata de una defensa no pedida. Es la intromisión, clara y contundente, en un proceso que no se realizó en México y que confirma que los señores López y Maduro tienen el mismo sastre y objetivo: ser los amos y señores de sus pueblos.
Causa pena ajena, que desde el púlpito presidencial se haga la defensa de algo indefendible. Más la orden a la secretaria de Relaciones Exteriores de no asistirá la reunión urgente de la OEA con argumentos baladíes: acusa al secretario general de la OEA, Luis Almagro, de reconocer como ganador al candidato opositor antes de que se dieran a conocer los resultados de la elección “sin pruebas de nada”.
“Eso no es serio, no es responsable, eso no ayuda a buscar una salida pacífica, democrática, a un conflicto”.
¿Ayuda avalar el fraude?
Claro, pide pruebas como lo hace cuando se descubren los malos manejos, la asignación de contratos sin licitación. Y se las muestran y replica que son falsas.
Si presidentes de izquierda como Gabriel Boric y Gustavo Petro, sin afirmarlo públicamente, dudan del resultado y solicitan el voto por voto.
¿A qué teme Maduro?
Sabe y bien que su reelección es fraudulenta y, una prueba fehaciente, es la orden de aprehender a los opositores. Dejó el apellido paterno y ahora asumió del de Ortega.
Dictador consumado.
Como el mexicano, ama el poder, las candilejas, fumar puros Cohiba y beber ron, tanto venezolano como cubano. Y de vez en cuando, come tlayudas y tamales de chipilín.
Ahora viene la pregunta que exige respuesta: ¿la OEA será capaz de tomar una decisión trascendente o se quedará en las “observaciones” diplomáticas.
Luis Almagro tiene la oportunidad de reivindicar a la Organización de Estados Americanos después de la andana de ataques de parte de YSQ.
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