En opinión de Magno Garcimarrero
A diez años de la partida de Benjamín Garcimarrero Ochoa

Magno Garcimarrero

Hermano…

¿Ya me puedes decir

qué se siente estar muerto?

¿Si el tiempo detenido

se encharca en el olvido

o se resume

como agua en el desierto?

Di qué tanto hay de cierto

o de mentira.

¿Qué después de la muerte hay otra vida?

Aquí sigue la misma,

la vieja vida que tú ya conociste

bastante jubilada y aburrida,

rutinaria y escasa de aspavientos.

A veces,

me sorprendo llamando a tu teléfono

para contarte un chiste

que no está en tu cuaderno,

entonces me detengo y te recuerdo

en tu caja de muerto,

formalmente vestido

de magistrado eterno,

con elegante terno

y tocado con tu gorra de tweed

que hubiera yo querido,

y como nunca…

como nunca tranquilo.

¡Que te digo!

la vida aquí no pasa

o quizá su pasar

es tan, tan parecido

a como a ti te pasa,

que a veces no distingo

quién de los dos

está más muerto

o más vivo,

o tú, o yo, sin albur…

o con albur:

tú o yo adolorido,

que nunca fue motivo

el dolor, para no reír

de este mundo fingido

y de juguete

en el que hemos vivido.

¡Qué más te cuento hermano!

Ya que tú no me dices

si estás en la antesala

del último aeropuerto

o en el incomprensible

destino de la nada.

Yo siento que la espera

es ya un poco estar muerto,

es como… irnos quedando

en quietud y en silencio

para ir acostumbrando

el frágil pensamiento

a no pensar en nada,

se acumula el cansancio de la vida

y, la fatiga

es el mejor aviso

de nuestra despedida…

¡No creo en un más allá

hasta que me lo digas!

M.G.

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