En opinión de Alberto Woolrich Ortíz
A la conquista de justicia
En éste dos mil veinticinco, el cual se inicia, el más profundo y conocido de los deseos que México expone, es el de recuperar o conquistar a la justicia la cual se extravió con el neoliberalismo y perduró durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El hecho de que el Foro Independiente de la República hable de la “conquista de la justicia” y, no mencione a poderes facticos, se debe a la circunstancia de que en la Carta Magna solamente se habla de una justicia igualitaria, natural y transparente y esa justicia es una garantía que se otorga como algo obligatorio del Estado para procurarla e impartirla, algo que debe y tiene que ser existente y latente para mantener un “Estado de Derecho”.
Cuando en el curso de los acontecimientos políticos se asuma o impulse al gobierno a disolver los vínculos jurídicos que lo unen con su Pacto Federal, para asumir un ‘’estado diferente’’; el pueblo está obligado a exigir el cumplimiento a lo que le da derecho la letra y espiritu de la Ley Suprema; que lo es un elemental respeto a la dignidad de la justicia.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México considera como evidente dichas verdades: la justicia debe de ser igual para todos; no solamente para aquellos que son afectos de la Cuarta Transformación de la Nación, esos que son dotados por el gobierno para obtener beneficios, aunque esos patrocinios sean contrarios a la ley.
Para garantizar los referidos derechos de igualdad, en el ayer el Congreso Constituyente promulgo la Carta Republicana, cuyo poder radica y deriva en la igualdad entre los mexicanos y esa es la unica forma para interpretar la norma, la cual jurídica y constitucionalmente demerita cualquier otro principio que tienda a favorecer a los incondicionales de la gobernanza.
México y sus gobernados por desgracia han sufrido una serie larga de abusos, arbitrariedades, tráfico de influencias, iniquidad del poder e injusticias, tendientes invariablemente a servir a la corrupción o a poderes facticos, con ello sólo se demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto; ese es el preciso momento en que al pueblo le nace el derecho y deber de exigir se provea e imparta justicia con aquellas salvaguardas instituidas en nuestro Supremo Documento, mediante las cuales se concede la seguridad jurídica que nuestra Patria exige y requiere.
Nuestra Nación ha sido demasiado paciente y tolerante al padecer y sufrir injusticias; pero ha llegado el momento en este dos mil veinticinco para obligarnos a exigir justicia,una justicia igual para los iguales, sin distingos, sin arbitrariedades, sin complicidades, por tal hecho la Primera Magistrada de la República, está obligada a emitir medidas políticas para reformar las anteriores formas en las que se procuraba e impartía justicia, para favorecer solamente a aquellos afectos de anteriores sistemas de gobierno.
La historia actual de México es una historia de repetidos agravios y abusos de poder, encaminados todos directamente a instaurar una falsa justicia. Para probarlo, sometemos los hechos al juicio de un México imparcial.
Es cuánto.
Lic. Alberto Woolrich Ortiz.
Presidente de la Academia de Derecho Penal
del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C.