«Chupa Chups» de las dulcerías al MoMA
¿Sabías que las “Chupa Chups”, esa deliciosa golosina en forma redonda, ¿está exhibida en el museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York?
El MoMa es considerado uno de los santuarios del arte moderno y también contemporáneo en todo el mundo, donde pueden encontrarse piezas de arte importantísimas como La noche estrellada de Van Gogh y otras obras de Picasso, Dalí o Jackson Pollock. Pero también obras maestras de diseño gráfico, industrial, fotografía o arquitectura, entre otras disciplinas.
Y es en la exposición llamada “Obras Maestras Industriales” donde se puede admirar a la paleta Chupa Chups, junto a otros sencillos inventos que han cambiado la vida de las personas como el clip, la sopa Campbells, el post-it, el bolígrafo BIC o el código fuente de videojuegos como el Tetris o el Pac-Man.
¿Pero, conoces cómo surgió la paleta “Chupa Chups”? Aquí te lo contamos:
En 1957, mientras observaba a unos niños, Enric Bernat, un joven barcelonés, se dio cuenta de que los caramelos no estaban pensados para ellos, así que se le ocurrió una idea: ponerles un palo y así nacía “Chupa Chups”.
Su idea revolucionó por completo el mercado. El primer nombre que le dio fue GOL, debido a su forma de balón, pero no tuvo mucha aceptación, hasta que le cambió el nombre por Chups, que acabaría derivando en «Chupa Chups», lo que se convirtió en un éxito inmediato, ya que era percibido por los padres como un producto de calidad y cómodo de consumir.
Su fama era tal que, en 1960, llegaron a venderse 4.500 kg en un día, que eran distribuidos por España mediante una red propia de pequeños Seat 600 rotulados.
En 1969 Bernat quiso internacionalizar la marca y para ello necesitaba crear un logo único e irrepetible. Para lograr un diseño exclusivo, contrató al legendario Salvador Dalí para que crease su nuevo logotipo. A pesar de que el artista solo tardó una hora en hacer el diseño, se dice que Bernat tuvo que pagar una factura millonaria. Pese a ello, Bernat estaba seguro de que aquella inversión valía la pena, ya que el nombre de Dalí daría sin duda un mayor impulso a su caramelo.
De España pasó a Francia donde, en 1970, se vendían ya más de 160 millones de unidades al año, después llegó a Inglaterra, Alemania y Estados Unidos. En 1970 el 90% de la producción de Chupa Chups se vendía en España. Diez años más tarde, el 93 % ya se vendía fuera del país.
El periodista y escritor Pancracio Celdrán señala en su libro El gran libro de la historia de las cosas (La Esfera de los Libros, 1995) que tras conquistar el mercado nacional con su Chupa Chups, el siguiente paso de Bernat era la conquista del público internacional. Según el autor, «en apenas una década ya se vendían más de 170 millones de unidades al año en Francia. Después vinieron las aventuras de Inglaterra, Alemania y el gran salto a los Estados Unidos». El mercado asiático, con China a la cabeza, fue el último gran objetivo comercial de Bernat. Y resultó todo un éxito. «Más de mil millones de unidades se venden en el mundo, y de ellas, doscientos setenta millones en el país asiático. En aquel país, la empresa extranjera más importante es Chupa Chups International», sigue explicando Celdrán.
Cuando Chupa Chups se introdujo en China, Enric Bernat llegó a decir: «Siempre hemos visto a los chinos utilizar palillos para comer. Ahora yo quiero enseñarles a comer caramelos con palillos».
En 1988, la empresa de Enric Bernat alcanzó los 20.000 millones de unidades vendidas en todo el mundo, y Chupa Chups incluso llegó a ser el primer caramelo en ser consumido por un astronauta en el espacio, en la estación internacional MIR.
Fue tal su impacto que llegó a la televisión. Por ejemplo, la serie norteamericana Kojak, en la que el actor Telly Savalas interpretaba a un peculiar detective, también ayudó a popularizar el consumo de esta golosina. También contribuyó a ello el entrador del F.C. Barcelona Johan Cruyff, que se convirtió en uno de sus más fieles consumidores tras dejar de fumar.
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