En opinión de Jesús Michel Narváez
Clasismo y discriminación
Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
Desde el sexenio pasado se recurrió a dos etiquetas: clasismo y discriminación y poco después se le añadió la de racismo.
Probablemente algunos del Ku Klux Klan se filtraron en México y pusieron en práctica su patética posición de que el mundo y los mejores empleos son de los “güeritos”.
En México, por supuesto que hay grupos de “supremacistas”. Son aquellos que viven del y para el pasado y heredaron el ejemplo de Hitler que solamente contrataba a los “arios”.
Si bien es cierto aún existen grupos discriminadores, cada día es menor el número porque se ha entendido que la piel, la estatura o el cabello nada tienen que ver con la inteligencia, la entrega, la posibilidad de alcanzar estadios superiores hasta llegar a la Presidencia de la República.
El ejemplo más claro lo representa Benito Juárez, indígena e hijo de indígenas.
En el gobierno de la tragedia, que por fortuna terminó su gestión hace 19 días, se sacó los adjetivos calificativos, para señalar a los poderosos, aspiracionistas y fifís que tienen como dios el dinero. Una falsedad más, porque si algunos discriminan, son los que conforman en el gobierno suponen ser superiores. El ego los lleva a ser irascibles con los que no son sus pares y hasta con éstos si no obedecen ciegamente las instrucciones.
Hay otros que, de plano, como dice mi amigo Rafael del Castillo, son de la madera a la que no se le pega el barniz.
Y una persona que tiene esa “cualidad” es la jefa de gobierno de la Ciudad de México y lo demostró a plenitud con los actos criminales que se cometieron en contra de dos mujeres: la primera, la abogada Oralia Pérez Garduño y la segunda, que salvó la vida, pero se encuentra en terapia intensiva, es la lideresa de ambulantes en el Centro Histórico, Diana Sánchez Barrios.
Los eventos ocurrieron con apenas unas 4 horas de diferencia.
En el caso de la abogada, la Secretaría de Seguridad Ciudadana a cargo cuyo titular es Pablo Vázquez Camacho, emitió una “tarjeta informativa” en la que refiere que los criminales fueron 2 que viajaban a bordo de una moto de color rojo y que fue localizada poco después. Los peritos llegaron con la lentitud que avanzan los quelonios. No se sabe si encontraron huellas dactilares y de ser así se ignora, públicamente, si estén en el sistema. No hubo más comentarios, salvo que Pérez Garduño se especializó en derecho penal.
Ah, la enorme diferencia. El clasismo, la discriminación y el racismo salieron a flote cuando la jefa de gobierno ordenó una búsqueda intensiva e informó que no habrá límite de recursos hasta encontrar a los responsables del atentado que, en el lugar de los hechos, cobró una vida y en el hospital otra persona falleció.
¿Cuál es la diferencia, el valor de las vidas entre ambas víctimas?
Incluso, en los medios de comunicación se privilegió la agresión de la lideresa del ambulantaje en el Centro Histórico.
La expresión de destinar los recursos que sean necesarios para aprehender a los responsables, no se aplicó a la otra víctima.
Seguramente los “intereses políticos” pesan más que los de tratar a todas las víctimas igualitariamente.
¿Con qué cara pueden hablar de clasismo, racismo y discriminación?
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