En Opinión De...

   En opinión de Francisco Rodríguez  
 Como deshacerse de un expresidente entrometido  

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

Lo dice la Historia. Lo ratifican los hechos. El jefe máximo de la Revolución Mexicana, general Plutarco Elías Calles, influyó de manera tajante en el gobierno del general Lázaro Cárdenas, y le impuso a más de medio gabinete. Ya lo había hecho con Pascual Ortiz Rubio y con Abelardo L. Rodríguez.

Pero fue por el apoyo de grupos y fuerzas políticas que actuaban al margen del Partido Nacional Revolucionario –el abuelo de lo que hoy queda del PRI–, creado y controlado por Calles, lo que provocó el rompimiento.

Cárdenas había fortalecido un “ala izquierda” en la Cámara de Diputados, integrada por liderazgos sindicales, agraristas y sociales, lo que causó el enfrentamiento entre ambos militares.

Así, tres años después de haber tomado posesión de la jefatura del Estado, la madrugada del 10 de abril de 1936, Cárdenas, acompañado por un cuerpo militar, sacó a Calles en pijama de su cama y de su casa y lo condujo hasta un avión del Ejército Mexicano que lo llevaría a California. Luego pidió la renuncia de todos los callistas en su gobierno.

Plutarco Elías Calles fijó su residencia en San Diego, California y no regresó a México sino hasta que el presidente Manuel Ávila Camacho, al final de su mandato, le permitió residir nuevamente en el país, al que retorna gravemente enfermo. Murió el 19 de octubre de 1945 en Ciudad de México.

Tratando de emular a Calles, Luis Echeverría Álvarez también cercó a su sucesor don José López Portillo.

Para empezar, conservó el teléfono rojo de la llamada red presidencial en su residencia de San Jerónimo para seguir ordenando desde ahí.

Igual que ahora AMLO a Sheinbaum, LEA le heredó a JLP el liderazgo de la Cámara Baja con Augusto Gómez Villanueva, la dirigencia del PRI con Carlos Sansores Pérez, y hasta la del PRI-DF con Hugo Cervantes del Río. Entre otros, el primero y el tercero habían sido mencionados como posibles sucesores de LEA.

No solo eso. Cuando Echeverría comenzó a notar chispazos de originalidad en JLP hizo circular la versión de que éste sería asesinado.

La periodista Blanche Petrich lo consignó años después en aquél otro diario La Jornada:

Pensando lo impensable. Así tituló el embajador de Estados Unidos en México Joseph John Jova el despacho que envió el 6 de agosto de 1976 al entonces secretario de Estado Henry Kissinger. Alertaba: Crecen los rumores de que el presidente Luis Echeverría podría estar conspirando para asesinar al presidente electo José López Portillo para poder extender su periodo en el poder.”

Esos rumores, relata Petrich, que había empezado a escuchar en sobremesas y cocteles, posiblemente también en los clubes de golf que frecuentaba el diplomático, provenían principalmente de hombres de negocios pertenecientes al círculo cercano de quien fue el sucesor de Echeverría. Refiere que empezó a escuchar estas versiones apenas resultó “destapado” López Portillo, en septiembre del año anterior. Pero una vez electo, el círculo de la rumorología se ampliaba y las preocupaciones por un suceso así empezaban a alcanzar a la academia y el mundo de la intelectualidad. Cada vez son más frecuentes las versiones y temores en este sentido, afirma Jova en ese texto.

“Seguimos considerando que los rumores son meros síntomas de la suspicacia con la que los mexicanos perciben al presidente, más que avisos concretos. Sin embargo, son lo suficientemente consistentes como para sustentar la especulación que expongo en este informe con el fin de definir un escenario posible y sus implicaciones para el gobierno de Estados Unidos.”

Echeverría, embajador

Según se lee en el primer tomo de Mis Tiempos, la obra autobiográfica de López Portillo, los primeros días de mayo de 1977, seis meses después de haber tomado posesión del cargo, reflexionó:

“Vuelven ahora a mi atención aquellas charolas de plata en las que propios y extraños me presentaban la cabeza satanizada de Echeverría, para que descargara sobre él la culpa de la crisis. Y en mi abono, aunque suene a autoelogio, sé decir que nunca he tomado ventajas. Tal vez por vanidad o por orgullo. Jamás tomé ventajas. Antes las he dado y no me arrepiento. Para ilustrar al tiempo, no hay como el propio tiempo.”

Y justo 15 después, Echeverría fue designado por JLP embajador extraordinario y plenipotenciario de México, en misión especial, para realizar estudios analíticos en instituciones que se relacionen con países en proceso de desarrollo.

Esa misma tarde el entrometido exmandatario emprendía su primer viaje en misión a Inglaterra, Francia, Yugoslavia y China.

Según el texto del comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, que dio a conocer el nombramiento del nuevo embajador itinerante, Echeverría efectuará también misiones “para todos aquellos asuntos de especial interés que el señor presidente o esta Cancillería estimen necesario encomendar”.

Crónicas de la época apuntan que, aunque sonriente y en buena forma física, el expresidente Echeverría, al responder a las preguntas de los periodistas, no podía ocultar un tono de irónica amargura. Porque, en efecto, como se estimaba en medios diplomáticos, el precipitado nombramiento del expresidente para una misión tan vasta como ambigua, equivale a un impuesto desplazamiento del terreno político mexicano.

Por aquellos días también se había rumoreado que López Portillo había ofrecido a Echeverría la embajada de París, vacante desde que Carlos Fuentes renunció al puesto como protesta por el nombramiento como embajador en España del también expresidente Gustavo Díaz Ordaz. Fuentes próximas a Echeverría confirmaron el fundamento de tales rumores, añadiendo, sin embargo, que Echeverría no deseaba dicha embajada.

¿De verdad no hubiese querido ir a vivir a París?

“El beso del diablo”

Aunque es responsable de la crisis que en todos los ámbitos enfrenta la señora Claudia Sheinbaum, tampoco se trata de que le ofrezcan a ella, en charola, la cabeza de Andrés Manuel López Obrador.

Pero sí podría ella ir deshaciéndose paulatinamente de los cargos que le heredó el tabasqueño.

López Portillo “ascendió” a secretario del Despacho Presidencial en materia de Reforma Agraria a Gómez Villanueva y, como coordinador de la aplanadora priísta en la L Legislatura de la Cámara de Diputados hizo que eligieran al serio sinaloense Rodolfo González Guevara.

En el CEN del PRI, dos años después, comenzó a despachar Gustavo Carvajal Moreno, ex alumno de don José, y como segundas manos, en Prensa y Propaganda, Rodolfo El Güero Landeros, quien había sido su portavoz en Hacienda.

Ya como dirigente formal del priísmo, Carvajal demonizó a aquellos que se acercaban a la residencia de Echeverría, quien había regresado al país para dirigir su Universidad del Tercer Mundo, señalando que “habían recibido el beso del diablo”.

La ruptura de los dos amigos desde la infancia fue total.

A la muerte de don José, el longevo Echeverría no asistió siquiera al funeral.

¿Será que Sheinbaum comenzará por deshacerse de los liderazgos camerales encabezados por Adán López y Ricardo Monreal, ambos en abierta pugna, para empezar a ser ella misma?

¿Y qué pasará con aquellos que vayan a visitar a AMLO en casa “La Chingada”?

¿También recibirán “el beso del diablo”?

Indicios

“¿A quién le importa? Que lo sigan creyendo”, dijo la Presidente Claudia Sheinbaum y minimizó las afirmaciones de la oposición de que el expresidente Andrés Manuel López Obrador sigue gobernando, pues aseguró que las y los mexicanos saben que hay un gobierno que responde al pueblo y a los principios de la Cuarta Transformación. * * * Por hoy es todo. Le agradezco la lectura de este Índice Político. Y le deseo, como siempre, que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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