Punto de Vista
Por Jesús Michel Narváez
“Señor presidente: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”.
Fue el parte rendido por el general Ignacio Zaragoza a Benito Juárez, el 5 de mayo de 1862. El ejército de oriente había derrotado al más poderoso del mundo: el francés.
Y año con año se conmemora, porque si bien la guerra se perdió, la batalla de Puebla representa la dignidad, el nacionalismo, la entrega de los soldados mexicanos, oficiales y tropa, para salvar a la Patria.
Curiosamente en la conmemoración de ayer, el presidente López optó por hablar de Estados Unidos y no de México frente a Francia. La restó importancia a un hecho histórico, aunque no le guste admitirlo, y prefirió repetir su choro sobre la soberanía y anunciar que en su sexenio se terminó el “entreguismo” y “sumisión” a Estados Unidos.
“Si a la integración económica, si a la cooperación, si a la relación de respeto, si a la política de buena voluntad, si a la amistad entre nuestros pueblos, pero sin olvidar nunca que somos una nación libre y no somos, no queremos ser nunca una colonia ni un protectorado de ningún país extranjero, trátese de China, Rusia, Francia o de Estados Unidos”, fueron las palabras que salieron de su ronco pecho, en el que anida desprecio, odio e ira sin justificar su postura.
Nadie, por lo menos que se conozca y si él sabe algo debería informarlo, ha planteado siquiera, no propuesto, invadir a México, convertirlo en una colonia para recordarle su pasado y menos aún existe acción alguna por despojarnos de la mitad del territorio que todavía nos queda.
¿De dónde saca sus fantasías?
Si algún país no tiene la menor intención de “anexarse” nuestro país, es Estados Unidos.
Los tiempos colonialistas que practicaron, terminaron.
El mundo no lo permitiría.
Cuando sostiene que en su sexenio se terminó el entreguismo y la sumisión, omite que atendió con precisión y premura la orden de Donald Trump para enviar 25 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera sur y construir el muro humano que impidiera el paso de los migrantes que buscan hacer realidad el sueño americano.
Tampoco reconoce que en su gobierno se ha disparado la producción de fentanilo y que la relación con Estados Unidos se tensó por la inacción mexicana. Sin embargo, ahora confiesa que sí hay producción del opioide, quizá obligado por las fuerzas castrenses que presumen la destrucción de decenas de laboratorios clandestinos en donde se fabrican las pastillas.
Pese a su resistencia de aprehender a integrantes del cártel de Los Chapitos, ha tenido que acatar la exigencia de los Departamentos de Justicia y Estado y conceder la extradición de Ovidio Guzmán.
¿Cuándo terminó la sumisión?
En una ceremonia histórica, equivocó el lugar o cometió un nuevo dislate.
Ojalá Benito Juárez e Ignacio Zaragoza no salgan de sus tumbas.
Los reclamos estarían a peso y le recordarían que la gesta heroica de las fuerzas armadas frente al invasor estadounidense fue en Veracruz el 21 de abril de 1914.
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