La crisis constitucional no viene, ya llegó
[Dominical] Galaxia Política / En opinión de Jesús Michel Narváez
- *La crisis constitucional no viene, ya llegó
- *Soberbia de altos costos en el croto plazo
- *El DESACATO, la realidad para inversores
Se niega y, sin embargo, México vive una crisis política como probablemente no se había registrado desde el triunfo de la todavía sacrosanta revolución mexicana.
Quien tuvo a cargo la redacción de la iniciativa para reformar el Poder Judicial de la Federación omitió un tema toral: la división de poderes que se encuentra en el artículo 49 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Un artículo con solamente dos párrafos que son fundamentales para el ejercicio de una “República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos…”.
La primera línea existe, aunque se haya reformado el Poder Judicial. Y no tiene interpretación. Es literal:
“El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial”.
El segundo párrafo es más claro que el agua cristalina, purificada y bendita:
“No podrán reunirse dos o más de estos Poderes en una sola persona o corporación, ni depositarse el Legislativo en un individuo, salvo el caso de facultades extraordinarias al Ejecutivo de la Unión, conforme a lo dispuesto en el artículo 29. En ningún otro caso, salvo lo dispuesto en el segundo párrafo del artículo 131, se otorgarán facultades extraordinarias para legislar”. No es el caso y por tanto no los puede invocar.
Sin modificar la primera línea, hay que hacerles saber a la presidenta Sheinbaum, a la consejera jurídica Ramos Godoy y a los lacayos legisladores encabezados por Adán Augusto López y Ricardo Monreal, los legisladores, que el PODER JUDICIAL existe, no ha sido desaparecido y por tanto ministros, magistrados y jueces federales deben actuar, no en conciencia como se argumenta, sino en apego a l Constitución y las leyes que de ella emanan.
Entonces, sea la presidenta, sean los legisladores, sean los dirigentes partidistas o fueren juristas del oficialismo, están obligados a cumplir el mandato de un juez federal y si no están de acuerdo con éste, impugnar ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Y tendrán que esperar a la sentencia. Mientras aquella no se haga pública, las suspensiones provisionales y más las definitivas se tienen que acatar. Quien no lo haga puede ser destituido del cargo y dependiente de la importancia de la violación del amparo, la cárcel lo espera.
La decisión de la presidenta Sheinbaum es, probable y seguramente, muestra el desconocimiento del alcance de la SEPARACIÓN DE PODERES y hacerla pública porque “la razón la tenemos y el pueblo nos mandató (la reforma judicial, algo que no estaba en la boleta)” es desconocer la primera línea del artículo 49 constitucional.
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Si la Constitución no es respetada por quienes protestan hacerlo, comenzando por la presidenta y completada por todos aquellos que son elegidos o designados para un cargo público, y se sostiene que no se acata los amparos “porque lo digo yo”, solamente hay una definición: DICTADURA.
Y aunque la presidenta y sus lacayos sostengan que “el pueblo nos mandató”, jamás les autorizó desconocer los amparos, suspensiones provisionales o sentencias en firme.
Por supuesto, tampoco les mandató desaparecer los PODERES”.
La gota que derramó el vaso, fue el desacato presidencial a la instrucción de la jueza Nancy Juárez.
La respuesta fue una muestra de soberbia inconmensurable.
“Una jueza no está por encima del pueblo de México”.
¿Y ella está por encima de la Constitución?
METEORITOS
En una sumatoria de declaraciones, habría que destacar dos: de la consejera jurídica y la del coordinador de política y gobierno de la Presidencia de la República:
“Es totalmente improcedente”, Ernestina Godoy, se refirió a las suspensiones que los jueces han presentado a lo largo de un proceso legislativo que, dijo, ha sido “muy pulcro”
Como una ratificación de los desacatos, la consejera jurídica recordó que ya le habían ordenado al expresidente Andrés Manuel López Obrador hacer lo propio tras la publicación en el DOF de la reforma al Poder Judicial, el pasado 15 de septiembre.
“No se ha cumplido y por eso le requiere a Sheinbaum que realice eso”.
Es decir, si el que ¿se fue? no cumplió, ¿por qué habría de hacerlo la sucesora?
“Se está exigiendo algo a la Presidenta que jurídicamente es imposible; es decir, el acto ya está consumado, precisa Arturo Zaldívar Lelo de Larrea.
Por ser acto consumado no hace desaparecer los desacatos. ¿O sí, exministro?
Si había alguna duda de que la presidenta construye el segundo piso de la 4t con las mismas características de su mentor, se ha disipado con su actitud presidencial.
BRILLA EL SOL
A nadie beneficie la crisis constitucional y menos garantiza a los inversionistas, extranjeros y nacionales, que en México hay ESTADO DE DERECHO.
La decisión del pasado viernes, demuestra la contrario.
Si la presidenta es capaz de desacatar una suspensión definitiva, ¿qué esperar de los lacayos?
Los jueces federales, los magistrados y los ministros, mantienen sus facultades constitucionales y aunque la reforma al Poder Judicial entre en vigor, la Suprema Corte de Justicia seguirá existiendo. Seguramente sin la independencia que ahora muestra, pero no desaparecerá como uno de los TRES PODERES DE LA UNIÓN.
El ejemplo que da la presidenta Sheinbaum es claro: me importa un comunico lo que digan y hagan los jueces. El pueblo me dio el poder, no a los jueces.
Es una desaparición de facto del Poder Judicial.
Es una traición a l Constitución que protestó respetar y hacer respetar las leyes que de ella emanen.
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El pueblo no le demandará el cumplimiento y si lo hace será en 2027 cuando se lleve a cabo la consulta de revocación de mandato.
Por lo pronto, ya clavó el puñal en el corazón del derecho y, eso, aunque no se admita, es una crisis constitucional que tendrá altos costos en el corto plazo.
CHOQUE DE METEOROS
¿Por qué un doctor en derecho constitucional como lo es Ricardo Monreal avala la ruptura del orden constitucional?
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