En Opinión De...

   En opinión de Jesús Michel Narvaéz  
 ¿Dónde está Tatiana Clouthier?  

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Designada como titular del Instituto de los Mexicanos en el Exterior, Tatiana Clouthier, ha brillado por su ausencia en el tema de migración y de connacionales que se encuentren allende las fronteras.
Un organismo virtualmente desconocido por los ciudadanos, sin embargo, parece tener importancia. En su página web se lee:
El Instituto de Mexicanas y Mexicanos en el Exterior (IMME) es un órgano desconcentrado de la Secretaría de Relaciones Exteriores bajo el ámbito de la Oficina del Canciller que, desde el 16 de abril de 2003, atiende las iniciativas y necesidades comunitarias de los mexicanos que viven y trabajan fuera de nuestro país.
Afirma que los servicios que ofrece son:
Inclusión financiera, educación, Casa México, Vinculación y Cultura, Estadísticas y Pueblos Originarios.
¿Le dice algo todo esto?
El enunciado siembra dudas al por mayor. Por ejemplo, ¿qué se debe entender con (…) atiende las iniciativas y necesidades comunitarias de los mexicanos que viven y trabajan fuera de nuestro país?
Es claro el concepto que dice: viven y trabajan. Uno tiene la obligación de preguntar si los migrantes, legales o no, tienen derecho a ser atendidos en sus necesidades comunitarias.
Quienes están fuera del país lo hacen por diversas razones. Algunos por estar becados y estudiando en las mejores universidades del mundo; otros porque las grandes empresas les encuentran potencial para ser parte de ellas; unos más son empleados de menor rango, pero al fin y al cabo están integrados en las políticas de otros países sin dejar de ser mexicanos.
La enorme mayoría, 98 por ciento de los mexicanos en el exterior se encuentran muy cerca de la frontera norte. Se estima que hay 11 millones en la Unión Americana de los cuales 5.1 millones -son datos oficiales tanto de Estados Unidos como de México- están de manera irregular. Son los que forman las cadenas de deportaciones y, cual milagrosas acciones, retornan una y otra vez y permanecen en ocasiones por largos tramos del tiempo sin ser ubicados o molestados por la llamada “migra”.
Todos, sin embargo, viven con el temor de ser detenidos y deportados. Es una situación natural para cuando se ingresa ilegalmente a un país -cualquiera que fuere- y se obtiene trabajo violando doblemente las regulaciones. La primera, ingresar subrepticiamente, la segunda por carecer de los permisos para laborar.
La mayoría de mexicanos se acostumbró ya a esa situación y el gobierno de México, desde hace un par de décadas, lo asume como una acción personal y poco o nada hace por defender sus derechos o tratar de buscar y lograr un acuerdo para que aquellos que se encuentran de manera ilegal consigan la tarjeta verde y tengan la oportunidad de ser empleados sin vivir en la zozobra.
Sin embargo, hay un giro de 180 grados y es hasta ahora que el gobierno mexicano se da cuenta del peligro que corren los connacionales que viven y trabajan en Estados Unidos.
No por decisión propia. Es porque el próximo residente de la Casa Blanca ya confirmó que su primer acto como jefe de Estado será firmar la orden ejecutiva para deportar masivamente a los ilegales, sean o no mexicanos y “exportarlos” a suelo azteca.
En los últimos dos meses del año que terminó, la presidenta mexicana y el personaje que cobra como canciller, han afirmado que se utilizan y utilizarán todas las “herramientas” con que cuenta el gobierno para “defender a nuestros paisanos” porque, aseguran, “no están solos”.
Es posible que doña Tatiana, exsecretaria de economía y exjefa de la campaña del candidato López y coordinadora de vocería de la actual presidenta, haya sido marginada por ser un simple desarmador de cruz cuando los tornillos requieren que estén planos.
O no tiene injerencia en temas de mexicanos que se encuentran ilegalmente, aunque el texto de la función del instituto que encabeza, hable de “atender a los mexicanos que viven o trabajan en el exterior”.
A lo mejor es un florero con plantas de plástico o seda, en su caso, que sirve para lo que se le unta al queso: nada.
Ah, eso sí cobra y bien. De acuerdo con informaciones, el antecesor percibía 162 mil 326 brutos, es decir,114 mil 901 con 57 centavos netos, después de impuestos y retenciones.
¿Desquita el salario en la austeridad republicana?
Tiene p2 días en el cargo y de ella nada se sabe.
Usted saque sus conclusiones y no se amargue al saber en qué se gasta el dinero de los impuestos: en organizaciones que sirven para generar “empleos” a los cercanos, adoctrinados, seguidores del falso mesías.
E-mail: [email protected], Facebook Jesus Michel, X @misionpolitica y en Misión, Periodismo sin Regaños martes y jueves de 16 a 17 horas por Radio Cañón en el 760 de amplitud modulada.

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