En Opinión De...

   En opinión de Rodolfo Villarreal Ríos  
 EL ANCESTRO DE UN HÉROE RECHAZABA LA UNIÓN DE TEXAS CON COAHUILA  

RODOLFO VILLARREAL RÍOS

Es ampliamente conocido que, entre 1824 y 1836, Coahuila y Texas formaron una sola entidad. Lo que poco se menciona es que dicha unión no fue necesariamente algo con lo que los habitantes del segundo estado estuvieran muy de acuerdo. Antes de entrar directamente en el tema central de esta colaboración, permítanos establecer un marco de referencia el cual siempre es muy útil para quienes tenemos conocimientos generales al respecto, pero no somos especialistas en el tema.

Tras de que se echó fuera al criollo quien se sintió noble, Agustín Cosme Damián, los dirigentes mexicanos de entonces anunciaron, el 21 de mayo de 1823, que, a finales de octubre de ese año, habrían de llevarse a cabo elecciones para elegir los miembros del Congreso Federal.  Los resultados arrojaron un Congreso, integrado por 107 diputados, que se dividió entre los Federalistas, la mayoría, capitaneados por el coahuilense Miguel Ramos Arizpe y los centralistas conducidos por el neolonés Servando Teresa De Mier Noriega y Guerra. La primera reunión del Congreso se realizó el 7 de noviembre de 1823.  Para el 20 de noviembre, ya tenían un proyecto de Acta Constitutiva, la cual se sometió a discusión y el 31 de enero de 1824 publicaron el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana. Mediante ella, se adoptaba como forma de gobierno la de una república representativa, federal y popular. A la par, se establecía la división de poderes en Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Tras de eso, el 20 de marzo de 1824, se presentó el proyecto de Constitucion y dio inicio la discusión que concluyó el 3 de octubre y al día siguiente, el 4 de octubre de 1824, sería promulgada la Constitucion Federal de los Estados Unidos Mexicanos. En ese contexto, en el artículo 5º de la misma, se establecía que el país estaría integrado por 19 estados, 4 territorios y una ley constitucional fijaría el carácter de Tlaxcala. En el proceso de como habrían de dividirse las entidades federativas, la creación del Estado de Coahuila y Texas había sido objetado por el único diputado de esta última entidad, Juan José María Erasmo de Jesús Seguín Fuentes quien, en el futuro, habría de convertirse en tatarabuelo, por la rama materna, del general Ignacio Zaragoza Seguín. 

Don Erasmo de Jesús era un político destacado a quien, en 1821, el gobernador de Texas, Antonio María Martínez, le encomendó avisar a Moses Austin que su petición para colonizar dicha entidad había sido aprobada. Cuando Seguín llega al Congreso Constituyente mexicano, su encomienda era defender los intereses de su natal San Antonio, ciudad de la que fue alcalde en 1822, y aquellos de los colonizadores anglosajones. Con ello en mente, subió a la tribuna para rebatir la creación, aceptada el 7 de mayo de 1824, del Estado de Coahuila y Texas que estaría constituido por tres departamentos, Saltillo, Monclova y Béjar. Ahora sí, vayamos a la sesión del Congreso Constituyente efectuada el viernes 10 de septiembre de 1824 y reportada en la publicación El Sol en su edición del miércoles 15 de ese mes.

Ahí, Seguín Fuentes subió a la tribuna desde donde mencionaba que aun cuando ignorara la opinión que los texanos tenían sobre la unión con Coahuila, para crear un estado, “me opondría siempre al dictamen que se discute, si no por el interés particular de la provincia que represento, al menos por el general de la república”.  Acorde con su perspectiva, “…ni a Texas le conviene unirse con Coahuila, y a toda la nación le importa que esta provincia permanezca separada”.

Cuestionaba a los integrantes del Congreso, incluyendo al de Coahuila: “¿si creen de buena fe que esta provincia podrá proporcionar a Texas el menor auxilio para poner en acción los innumerables recursos de prosperidad y de engrandecimiento con que, pródiga, la naturaleza la enriqueció? Yo creo que deben de contestarme únicamente que no, puesto que, en el actual estado de cosas, lejos de poder Coahuila prestar socorro alguno a otra provincia, ella misma lo necesita”. En pocas palabras, el único beneficiado de tal unión sería Coahuila que tomaría ventaja de las riquezas existentes en su, hasta entonces, estado vecino. 

Ya encarrerado en eso de preguntar, Seguín cuestionaba: “¿por qué se manifestaba, en días pasados, tanto empeño en unirla [a Coahuila] con la de N. León, y porqué se tiene ahora el mismo en agregarle la de Texas? Si Coahuila puede subsistir por si sola, sea mil veces para su bien, y yo celebraré sinceramente sus adelantamientos como interesado muy deveras en la felicidad de toda la república; pero en este caso, ella no tiene por qué empeñarse oficiosamente en trabajar sobre la parte de las otras, conténtense con labrar la suya y deje que las demás promuevan como puedan los resortes de su felicidad”.  Hasta ahí el escenario complaciente. A continuación, enfatizaba que “Si, por el contrario, Coahuila no puede subsistir por si sola ¿Qué razón hay…para que la desgraciada Texas haya de contribuir al engrandecimiento de aquella olvidando o desatendiendo el propio?” No se detenía ahí, quería demostrar que existían otras razones del diario vivir que hacían imposible el éxito de tal unión que, insistía, favorecía únicamente a Coahuila.

Declaraba que “para contener a la multitud de naciones bárbaras que con frecuencia hostilizan a mi provincia, es necesario cuando se presentan de amigas, que en tiempo de paz es muy a menudo, hacerles una especie de regalo a que están acostumbradas, y con lo que últimamente se ha conseguido contener los males de la guerra que si dejara de hacérseles sería darles motivo para que continuaran, en cuyo caso no pudiendo resistir Texas, invadirían las provincias de Coahuila, N. León y Tamaulipas, como lo han hecho estos últimos años…” O sea que eso del derecho de piso, en México, no es un asunto nuevo, ya las tribus indígenas lo practicaban. ¿Algún indigenista se enorgullecerá de dicha aportación “cultural”? 

El político texano no iba a dejar pasar el momento para restregar que Texas hacía aquello con recursos propios. En ese contexto, recalcaba que “este obsequio con el cual se repara tanto mal, el gobierno supremo, desde el mes de enero anterior, mandó que del Satillo o Parras se enviasen a Texas 211 pesos considerándoles con menos atenciones, no se ha podido conseguir hasta la fecha la expresada cantidad por más que se han repetido ordenes, excusándose con que no alcanzan los productos de las rentas ; siendo de advertir que interesaba tanto el cumplimiento de aquella providencia a los texanos, para la conservación de su existencia personal, que por defecto de su cumplimiento, se han visto en grandes compromisos con los bárbaros y obligados, para no demostrar su flaqueza, a darles por regalo en las ocasiones, que se les han presentado, lo que apenas alcanzan para subsistir con sus familias, por tal de ocultarles  el abandono con que son vistos y su miserable estado”.  Ante dicho estado de cosas, Seguín buscaba demostrar que no valía la pena unirse a Coahuila. Total, mal que bien, Texas y sus habitantes se bastaban para afrontar las situaciones creadas por las tribus de indígenas. Pero, el inconforme no se quedó ahí y procedió a mostrar otros ejemplos que sustentaran su postura.

“…la guarnición de Texas que sin equivocarme puedo decir que es la que ha contenido en todos tiempos a los barbaros, impidiendo con su vigilancia y activo servicio el que se introduzcan a hacer daños a las provincias de Coahuila, N. León y Tamaulipas, hace cerca de un año y medio que no recibe pagas, las cuales se suministraban de la tesorería de Saltillo según repetidas ordenes, mientras que las de Coahuila que se hallan en Monclova y el Saltillo que prestan poca utilidad, no han dejado de recibir en el mismo tiempo, y, si en asuntos en que se interesa la seguridad  y bien de los habitantes de Coahuila, no ha podido ésta proporcionar a Texas el menor auxilio, ¿Cómo podrá esperar que lo haga para objetos que sólo se dirigirán a su fomento?”  Existían varias objeciones más en ese sentido, pero Seguín no quiso adentrarse en ellas para no provocar rencores. Eso, sin embargo, no lo detuvo de realizar otros señalamientos. 

Insistía en que lo expuesto era el motivo “que ha obligado a las autoridades de Texas a proponer esos artículos condicionales, bajo los cuales creen únicamente que podría convenirles la unión con Coahuila, y no de otro modo, pues que de las deliberaciones de aquella legislatura, esto es, en las que tengan relación con Texas, el interés en Coahuila, pocas ventajas podrán prometerse si se atiende a  lo que la experiencia les ha enseñado, lo que  he demostrado por los hechos antecedentes  y a que en aquel congreso particular no tiene mi provincia más de un solo representante, [ un número similar tenía Coahuila] pero bajo esas que pretende no puede quedar unida a Coahuila, por ser incompatibles con el gobierno interior de un estado, de aquí  es que claramente Texas debe de quedar, como quiere, sujeta a los supremos poderes de la federación”.  

Como es factible apreciar, Erasmo Seguín, como era conocido, seguía al pie de la letra las instrucciones que le dieron en su entidad natal y no estaba dispuesto a transigir. Si uno fuera mal pensado diría que tras de ello había un mensaje oculto pues el gobierno central poca atención podía tener hacia una zona tan distante y, más temprano que tarde, los texanos podrían clamar que se les tenía abandonados y pues eran capaces de resolver sus asuntos de manera independiente. Pero, elucubraciones aparte, sus argumentos aún no concluían. Acerca de ellos, si usted lector amable decide acompañarnos, nos ocuparemos la semana próxima. vimarisch53@hotmail.com

Añadido (24.39.123) La economía pende de un hilo e insisten en comprar el pleito de los palestinos. Al parecer, no les han platicado, o no recuerdan, lo que le sucedió al presidente Luis Echeverría Álvarez cuando se embarcó en una aventura similar.

Añadido (24.39.124) De modo que ahora el embajador estadounidense va a tener que obedecer y nada de comunicarse con otra persona que no sea el secretario de relaciones exteriores. ¿Acaso la debacle estadounidense ha llegado a tal nivel que a los representantes de su gobierno se les trata como subordinados del gobernante en turno del país en que desempeñen sus funciones?

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