El final del PEJE es: ¡Un Teatro al absurdo! / en la opinión de Alfredo Brena
Sinaloa, específicamente su capital, Culiacán, lleva 14 días bajo fuego. Y bueno, si el país estuviera en guerra, eso no tendría nada de raro. Pero, estamos en los últimos días del sexenio del hombre que prometió pacificar el país y regresar al ejército a los cuarteles. Eso es ¡un Teatro al Absurdo!
Es un absurdo, que el 19 de septiembre, constitucionalmente, la Guardia Nacional haya pasado a formar parte del Ejército. Y lo que es peor, que esa fuerza solamente se use de “contención”, o sea, que solamente son espectadores, que no intervienen en el baño de sangre que está teniendo Culiacán, y en sí, en gran parte del país.
Las palabras del comandante de la Tercera Región Militar en Sinaloa, Francisco Jesús Leana, quien dijo que: “el regreso a la paz en Culiacán, no depende de nosotros, sino de los grupos criminales antagónicos”. Simplemente es un absurdo.
Como también es un absurdo que el todavía presidente de la República, conteste cuando se le inquiere acerca de la violencia en Culiacán: “está peor en Guanajuato, que es un estado gobernado por la oposición, ahí gobierna el PAN y han tenido más muertos que en Culiacán”.
Estamos ante una Dictadura, ya en funciones, que fue entronizada por el voto de los llamados chairos.
Mi pueblo va a tener que recorrer un largo camino de decepciones, como ya lo vivieron los pobladores de Chalco, estado de México. Que se pasaron más de un mes inundados con las heces fecales de las aguas negras, sin que el gobierno dictatorial de la 4T hiciera nada por ayudarlos; a no ser decir; que la obra del drenaje en Chalco, la hicieron los gobiernos neo liberales, que esos son los responsables de esa inundación, y no la famosa 4T. Otro absurdo.
Claro que los llamados chairos, dicen que nada es responsabilidad de su mesías, sino de los gobiernos anteriores, ¡hágame Ud. favor! También dicen que no importa que ya no exista el fideicomiso: Fondo de Desastres Naturales (Fonden), porque había corrupción, y se lo robaban. Definitivamente, esto no fue una respuesta para los pobladores de Acapulco, cuando sufrieron el devastador arribo del huracán.
En uno de sus tantos absurdos, el peje declaró que México no producía fentalino. E inmediatamente después, el gobierno estadounidense le demostró que más del 30 por ciento del fentanilo que se consume en USA, es producido en México y por ende contrabandeado a través de la multicitada frontera que compartimos con ellos.
Debido a la violencia, pueblos enteros de nuestros hermanos chiapanecos, han emigrado a Guatemala, donde ahora son refugiados, aunque dice el todavía presidente: “Eso es culpa de los Cárteles del crimen organizado, y ese problema viene de gobiernos anteriores”. Más absurdos.
Además habría que remarcar, que de los que buscan asilo en la frontera con USA, un porcentaje son mexicanos, que huyen de la violencia desatada por el crimen organizado, en casi todo el territorio nacional.
Mi pueblo va a tener que recorrer el camino de la dictadura venezolana, al principio la clase popular estuvo muy contenta de que les quitaran a los “ricos” sus propiedades. Estaban contentos de la desaparición de sus libertades, que Chávez se hiciera del Poder Judicial, del Legislativo y del Electoral. Y estaban felices de la represión que se ejerció y se ejerce, en contra de los que no estaban de acuerdo con perder sus esenciales derechos. A esos los llamaron contra revolucionarios.
Pero sucedió, que una vez que los militares tuvieron el poder absoluto, que ya no hubo prensa libre, que el poder judicial, jueces y ministros, fueron substituidos por los tribunales acordes con el dictador, entonces les informaron que ellos, la clase popular, que apoyó ciegamente a Chávez para consolidar la dictadura, no eran dueños de nada.
Y ahora, que dependen de una tarjeta de racionamiento para su alimentación, si el encargado de la junta vecinal dice que hubiese hablado mal acerca de la revolución Bolivariana: les quitan la tarjeta ¡y haber que come! Y si se ponen bravos protestando: o se van al bote o los desaparecen, esa es la realidad venezolana.
Hoy en día, los venezolanos quieren quitarse el yugo, ¡pero no pueden! De manera similar fue el camino que recorrieron los cubanos y los nicaragüenses, hoy quieren sacudirse la dictadura, pero no pueden. El yugo se lo pusieron cuando militarizaron el país, cuando el tribunal del pueblo desplazó al poder judicial, cuando no hubo contrapesos. Entonces ya no hubo quién los defendiera y ahora aunque quieran ¡ya no pueden!
Mi pueblo mansamente se ajusta el yugo dictatorial, gritando enardecidamente: ¡ya no es como antes! y claro: ya no es como antes, ahora es peor ¡y mucho peor se va a poner!
Finalmente, el peor de los absurdos es que: México se transformó en una dictadura.
¡Suerte! y hasta el próximo Lunes De Análisis Político
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