En Opinión De...

   En opinión del Dr. Alejandro Ruíz Robles  
 “¡EL JUICIO DEL PERJUICIO!”  

“¡EL JUICIO DEL PERJUICIO!”

“Pues no … esta vez no te voy a desear Feliz Año Nuevo. Eso ya lo hace todo el mundo, (incluido yo). Hoy te deseo otras cosas: te deseo coraje para decir basta, te deseo que olvides a quien se olvidó de ti, te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas, te deseo que no te conformes, … y tiempo, mucho tiempo para disfrutar de tu vida, que tanto aprecio”. (Joaquín Sabina)

EL INICIO.

La vida nos muestra que al nacer somos tan inocentes que no sabemos lo que hacemos; no obstante, conforme crecemos tenemos la opción de razonar nuestras acciones y es ahí cuando decidimos si le abrimos la puerta a la cordura o la dejamos fuera de alcance.

Con tiempo, algo de suerte y valor mayúsculo asumiremos la dirección hacia donde vamos y la responsabilidad que ello implica. Si tenemos compromiso, iremos hacia el objetivo trazado; de lo contrario, no importara lo que ocurra.

Esas dos vidas a que se refería Confucio encuentran su razón al señalar que “la segunda empieza cuando nos damos cuenta de que tenemos solamente una”.

¿Cuántas veces no escuchamos a la gente hablar como si de sus múltiples anhelos y hubieras se desprendiera que tienen más vidas que un gato?; Si la vida es sólo una, ¿cuál es la razón para sumergirla en un universo de fantasías o suposiciones que, a la larga, únicamente nos llevarán a mostrar el tiempo que dejamos pasar y no habrá más acción que las lágrimas de arrepentimiento consecuente?  

Es lindo saber que todos tenemos sueños por cumplir, entendiendo por éstos, aquellas metas concretas con acciones necesarias para lograrlas; lastimosamente, son los menos los que pasan de dicho al hecho. Sea por comodidad o desidia, lo cierto es que en muchas ocasiones las fallas que enfrentamos son las que hemos ocasionado. Los actos omitidos o las distracciones presentadas las pasamos por alto en aras de justificar los traspiés alcanzados.

Alguna vez Antón Chéjov dijo: “El hombre ha sido dotado con la razón, con el poder de crear, así que puede añadir a lo que se le ha dado. Pero hasta ahora no ha sido un creador, sólo un destructor”.

Y nada más cierto … ¡la constante es destruir, sea por facilidad o envidia!

Construir es un ejercicio de facultades que implica esfuerzo y tal pareciera, que ello es obsoleto; máxime cuando la gente renuncia al sudor en aras del confort.

No hay mérito en la pereza, ni compromiso en ser beneficiario del azar, mucho menos vivir a la expectativa de la casualidad … ¡lo digno es el trabajo y como tal, somos resultado del nuestro!

ACCIÓN / OMISIÓN.

El escritor Mario Benedetti alguna vez dijo: “¿cómo voy a culpar al viento por el desorden que vino a hacer, si fui yo quien abrió la ventana?”. Parafraseándolo, nos cuestionaríamos la razón de culpar a las consecuencias si nosotros somos las causas.

Miles de veces nos horrorizamos con los efectos de lo que hacemos sin considerar en forma alguna que fue nuestro actuar quien lo propicio.

Es común que como adultos les digamos a los niños que no mientan, siendo que somos nosotros quienes lo hacemos por hábito; de hecho, basta ver cuando nos negamos a atender a alguien que nos busca o bien, que no queremos hacer algo que debiéramos. No falta el “dile que no estoy” o “estoy ocupado” cuando debiera ser “no voy a atenderte” o “no quiero hacerlo”.  

La falsedad abruma a la honestidad con que se debiera de actuar y crea un mundo paralelo; que se convierte en universo cuando se acumula la ficción y las justificaciones.

Ahora es común escuchar la realidad virtual como un aspecto tecnológico; sin embargo, la irrealidad virtual pareciera que existe desde el surgimiento del ser humano como un aspecto conductual. Engañar a otros y autoengañarse es algo tan común como natural; el vivir de ello puede resultar patológico. Aderezar los fracasos con argumentos o explicaciones que atenúen nuestros errores, son sólo válvulas de escape para no afrontar la realidad.

Si en casa nos hablaron de las virtudes y no había congruencia con las acciones, eran meros diálogos vacíos de los cuales era muy difícil aprender. Si con el tiempo, nosotros buscamos atenuar los valores con diversos reparos con el único propósito de satisfacer nuestro ego, estaremos ante un gran problema.

No se trata del “cristal con que se mira”, la verdad es una sola y buscar tergiversarla o ningunearla es desvirtuar nuestra historia.

Actualmente, se habla tanto de los “otros datos” como una mera justificación a un actuar errado y a una convicción de vivir de la falsedad en aras de crear “mi verdad”, es decir, inventar. Con ello, tal pareciera que la honestidad parte del parecer o del según quien la viva.

No hay razón para la justificación si queremos vivir conforme a nuestra razón de ser; incurrir en ello, a lo único que nos lleva es a perder el camino.

¿Has pensado a donde lleva un vivir errado?

¿DÓNDE ESTOY?

Todas las personas merecemos respeto y amor y si bien, suponemos que éstos debieran de venir del exterior, lo cierto es que quienes merecemos darlo en principio a nosotros mismos somos nosotros. Si no nos amamos o nos respetamos … ¿Cómo pretendemos que alguien más lo haga?

Vivir en la falsedad, existir en la falacia o pretender la justificación evitando la razón, son muestras que niegan nuestra esencia.

Es válido tener dudas e, incluso, en ocasiones intentar desistir de nuestros objetivos; no obstante, la cordura que tengamos en esos momentos nos llevará a generar la fortaleza necesaria ante nuestros instantes de flaqueza.

Reflexionar sobre nuestras acciones nos permitirá generar autoconfianza y mejorar aspectos personales, tales como el reconocer como personas y por nuestros logros, agradecer lo que somos, tenemos y los apoyos, valorarnos de manera objetiva y trabajar en nuestras debilidades.

Partir de afirmaciones positivas sacudirá la energía negativa que podamos percibir en nuestro actuar.

Si bien, nadie nace derrotado, no hay razón para programar los fracasos como una constante; por el contrario, establecer metas posibles e incluso, sueños imposibles, nos darán opciones para avanzar y construir nuestro destino con acciones presentes, partiendo de los cimientos del pasado.

Pretender cambiar a partir de un nuevo año, un cumpleaños o un hecho externo puede ser interesante, pero lo es más si lo hacemos a partir de que estamos conscientes de que necesitamos evolucionar para ser una mejor versión de nosotros.

Son lindos los modelos del año en los coches, las nuevas versiones de los modelos que nos presenta la tecnología o las nuevas temporadas de las series que nos atrapan en los medios de comunicación y para eso son válidas las campañas que se hacen para conocerlas; no obstante, no hay mejor exhibición de una persona que quiere cambiar que cambiar y para informarlo, basta con actuar en consecuencia.

En tu caso … ¿esperas eventos distintos a tu voluntad para intentar cambiar?

TODO SE TRATA DE HOY.

Si no estamos a gusto con lo que estamos viviendo, analicemos las causas y tratemos de cambiar las que están a nuestro alcance. No veamos en la crítica una obsesión, mirémosla como una herramienta para conocernos mejor.

Si decidimos compararnos con los demás, hagámoslo en condiciones similares, respetando la individualidad de cada uno; de lo contrario, podemos errar en nuestras conclusiones.

Si hay algo que debemos juzgar con severidad, que sean a los prejuicios o las demás causas que nos impidan ser lo que anhelamos, tomando en cuenta que la inteligencia radica más en aprender que en enseñar, en hablar cuando aportemos más que el silencio y en mantener una actitud de servicio para quien está a nuestro lado.

Trabajemos en nosotros, de tal manera que cuando nos visite la inspiración, complemente nuestro actuar y brillemos, de tal manera que aún en la oscuridad podamos ser un referente para que un náufrago alcance el puerto.

Es cierto que los errores son parte de la naturaleza humana, pero no los consideremos parte de nuestros hábitos. Vivamos para nuestros aciertos y si por alguna situación tropezamos, agradezcamos la oportunidad que nos da la vida para mejorar.

En la escuela nos enseñaron que nadie nace sabiendo, razón por la cual, aprovechemos cada día para prepararnos y mejor aún, para tener la humildad de conocer la verdad y hacerla nuestra. 

Es curioso, pero aun cuando de niños hiciéramos un pronóstico de cuantas veces vamos a caer en nuestra vida, no acertaríamos en el número; sin embargo, debemos siempre estar convencidos de que son ínfimas las veces en que nos encontrarán en el suelo.

De los consejos que he recibido y que más he valorado es este: “Si deseas cambiar, erradica los prejuicios de tu vida, ese es el camino”.

Y como tal, trato día a día de cumplirlo, al menos será más fácil como lo mencionó Groucho Marx: “¡Viviré por siempre … o moriré en el intento!”.

Hoy date la oportunidad de vivir … ¡POR TI Y PARA TI! … ¿LO INTENTARÁS?

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