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El museo del Colegio Militar / En opinión de Roberto Abe Camil

El pasado 30 de noviembre en una magnifica ceremonia se clausuraron en las instalaciones del Heroico Colegio Militar(HCM) en Tlalpan las conmemoraciones alusivas al bicentenario del plantel que se fundó el 11 de octubre de 1823 en la histórica fortaleza de San Carlos en Perote, Veracruz. A Perote le sucedieron diversas sedes en el valle de México entre las cuales destacan, el Castillo de Chapultepec escenario de la gesta heroica del 13 de septiembre de 1847, el señorial edificio de Popotla de arraigada tradición, hoy sede del Sistema Educativo Militar y de la Asociación Nacional del Heroico Colegio Militar y de 1976 a la fecha la moderna e imponente sede en Tlalpan, proyecto de enorme valor arquitectónico, en el cual el arquitecto Agustín Hernández Navarro se inspiró en el Telpochcalli, la casa donde se formaron los guerreros mexicas y en la grandeza del México precortesiano.

El Bicentenario del Heroico Colegio Militar afortunadamente no pasó desapercibido, El Ejército Mexicano refrendó su unión con la sociedad a través de los más variados actos que se reflejaron no solo en las sobrias ceremonias militares y oficiales y los desfiles del 16 de septiembre y 20 de noviembre, sino en la develación de placas en las distintas sedes, los reconocimientos del Congreso de la Unión, de legislaturas y gobiernos locales, de ejércitos de naciones amigas, del poder judicial y los tribunales de justicia de los estados, de asociaciones civiles así como la construcción de obeliscos alusivos al bicentenario, la fabricación de un fusil conmemorativo, conciertos, coloquios, conferencias y eventos deportivos entre otros. Para el 30 de noviembre pasado, poco más de 99 reconocimientos se otorgaron a lo largo del 2023 al Heroico Colegio Militar con motivo de sus dos centurias de servir a México.

La efeméride también propicio que a casi medio siglo de haberse aperturado las instalaciones de Tlalpan se hiciera una modernización integral de las mismas, una obra de enorme relevancia ejecutada con maestría y precisión por los ingenieros militares, coincidentemente los decanos de la educación militar en México.

Tanto la Secretaria de la Defensa Nacional como la propia dirección del HCM han ponderado la importancia de la cultura, la identidad y memoria histórica tanto en la formación de los cadetes, así como prenda de orgullo alrededor de los doscientos años de vida de la emblemática academia de guerra. En este contexto se realizó también la renovación del Museo del HCM, que tuvo su antecedente en la sala de historia del propio plantel. El recinto que alberga al museo es una representación del gran Teocalli de Tenochtitlan, aquellos templos gemelos de Tláloc y Huitzilopochtli que fueron el centro de la cosmovisión mexica e inspirados en el mitológico cerro de Coatepec donde el Dios de la guerra nació adulto y armado, dando muerte a su hermana Coyolxauhqui salvando así la vida de su madre Coatlicue. No en vano el museo, al pie de su escalinata, se aprecia una reproducción del monolito de la diosa masacrada que es a su vez la tapa de una caja del tiempo.

Al interior, la planta baja de divide en cuatro secciones: los antecedentes con la Academia de Cadetes que fundó el Brigadier Diego García Conde, aquí destaca una espada que fue del general Vicente Guerrero. Posteriormente la etapa alusiva a Perote, después Chapultepec en lo relativo a la gesta de 1847 y su época de oro a fines del siglo XIX y finalmente Popotla entre 1920 y 1976. La colección la conforman documentos, armamento, equipo, uniformes, tocados, banderas, piezas de artillería, cuadros, fotografias y obras de arte entre otros. En este primer nivel también se encuentra un auditorio con cien butacas y un imponente muro de honor con unos magníficos oleos de los Héroes de Chapultepec, los lienzos de finales de siglo XIX o tal vez de principios de siglo XX son de autor anónimo. Al muro de honor lo enmarca la fecha de la gesta y en su parte superior la inscripción “Murieron por la Patria”

El segundo nivel, concentra el acervo referente a Tlalpan, con la historia del proyecto arquitectónico, también uniformes, equipo, armamento, fotografías, información referente a las competencias Chimaltlalli y actividades deportivas, a los planes de estudios que se fundan en el eje académico, filosófico, militar y la equidad de género que se traduce en la presencia de la mujer en todas las armas y servicios del Ejército Mexicano así como también a la formación ahora en Tlalpan de los futuros oficiales de la Guardia Nacional, la pinza se cierra con la exhibición de los reconocimientos otorgados con motivo del bicentenario y la generosa donación de obras de arte por parte de los reconocidos artistas plásticos Bernardo Rosendo, Benny Gutz y Carol Goddard.

Finalmente, es importante hacer mención a la ardua labor llevada a cabo hombro con hombro por militares, civiles, ingenieros militares, el personal adscrito al museo, así como de entusiastas cadetes que hicieron de esta renovación no solo un justo homenaje al bicentenario sino un testimonio de orgullo e historia para robustecer los próximos dos siglos por venir para el Heroico Colegio Militar.

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