En opinión de Jesús Solano Lira
Estrés Financiero
NO PASA….NADA
Por: Jesús Solano Lira
Ahhhh la sabiduría de las abuelas que solían decir que “el dinero es redondo para que ruede y de papel para que vuele”, y sin ningún conocimiento en economía lo hacían rendir, estiraban la liga lo más que se podía, y sabían que para salir adelante se tenía que ahorrar, para afrontar cualquier situación económica, eran magas.
Lo traigo a colación, porque en la actualidad hay un severo problema de salud pública por el llamado estrés financiero, que se define como las necesidades de consumo que se autogeneran, una mala gestión de las finanzas personales, que hace algunas décadas no era tan visible como ahora.
De acuerdo con Erika Villavicencio Ayub, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, el estrés financiero es una respuesta a las demandas económicas, algo que se presenta cuando la persona se siente amenazada o en dificultad de atender situaciones que impliquen más gastos.
Y vaya que las cifras son alarmantes, y ahí le va. Según la Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (Ensafi) en 2023 dos de cada tres mexicanos padecieron estrés financiero en un nivel alto o moderado (36.9 y 34.6 por ciento, respectivamente). Pero eso no es todo.
De este universo, 34.9 por ciento de los mayores de 18 años, lo experimentó con malestares físico como dolor de cabeza, gastritis, colitis y cambios en la presión arterial, y un 30.7 por ciento sufrió impactos psicológicos, manifestados como problemas de sueño o trastornos en la alimentación.
Villavicencio Ayub, destacó que esta situación se agravó a raíz de la pandemia por Covid-19, ya que el “71 por ciento de la población encuestada manifestó atravesar problemas monetarios.
Que algún pariente perdiera el empleo no sólo representó estrés financiero a nivel individual, sino familiar”. Además, tres de cada 10 personas dijeron “sentir incertidumbre sobre su futuro, algo que se ha agudizado porque no todos los trabajadores recuperaron el ingreso salarial percibido antes de la pandemia”, subrayó la especialista en psicología organizacional.
Asimismo, se detectó un aumento significativo en trastornos de ansiedad, ataques de pánico y preocupación constante, y todos son factores que van mermando la calidad de vida de los individuos debidos a una inquietud constante derivada de su incapacidad para afrontar sus gastos.
Ni dada cabe que las personas con estrés laboral, se ven atrapadas en un laberinto de bajos salarios e inestabilidad laboral. Y una cosa lleva a otra, y esa situación genera bajos niveles de autoestima, desconfianza e incomodidad por no poder cumplir con sus expectativas de estatus social. Según datos del Ensafi, las tres principales preocupaciones financieras en México son los gastos inesperados (36.4 por ciento en mujeres y 31 en hombres), los de alimentación (21.9 en mujeres y 20 en hombres) y los escolares (20.6 por ciento en mujeres y 14.8 en hombres), quiúboles nada de que todos somos felices. La académica apunta que “otras preocupaciones tienen que ver con el endeudarse para cubrir consumos, el mal manejo de las finanzas personales, deudas impagables, pérdida del empleo y el no poder costearse lo elemental”.
La toma de mejores decisiones, es el remedio para ese mal, aquí no podemos aplicar la máxima oaxaqueña de que “para todo mal, mezcal”. La UNAM, a traves de César Salazar López, del Instituto de Investigaciones Económicas de esa casa de estudios nos da “el remedio y el trapito”, y recomienda evitar los pagos pequeños,mismos que pueden volverse impagables y los préstamos alcanzar hasta cuatro veces la suma inicial solicitada por el pago de intereses”, situación que para muchos es la única opción, y también una fuente de preocupaciones.
El investigador nos da cuenta de esa triste realidad, de que “muchos hogares resuelven sus necesidades mediante préstamos bancarios, o vías alternas como las tandas o cajas de ahorro” A eso hay que agregarle que aunque la tercera parte de los trabajadores mexicanos se ganan la vida de manera formal (con un salario fijo quincenal o mensual), dos terceras partes se dedican a la informalidad, carecen de protecciones de ley y su nivel de ingresos es variable, lo que también genera estrés financiero.
En este escenario, el 50.8 por ciento de la población encuestada por el Inegi y la Condusef, reportó tener un nivel medio bajo o bajo de bienestar financiero, y sólo el 17.8 por ciento se ubicó en un nivel alto.
Para evitar el estrés financiero, el experto recomienda equilibrar ingresos con los gastos; si se adquiere un producto a plazos lo mejor es liquidarlo lo más rápido posible para no generar intereses y, si se presentan “boquetes” en nuestras finanzas, realizar un plan de pagos para evitar hacerlo más grande y no provocar un efecto de bola de nieve. En caso de no poder ahorrar lo mejor es comprar los artículos del hogar cuando haya ofertas, comparar precios, hacer una lista de lo necesario y evitar ser presa del consumismo.
El especialista concede que intentar guardar un porcentaje de los ingresos para ahorrar es complicado, en especial cuando una jefa o jefe de familia dispone de un ingreso fijo y bajo, tiene hijos y debe pagar renta, colegio y alimentos. Así que no aplique el NO PASA…NADA, evite gastos innecesarios y como decía mi papá, si lo tienes cómpralo, si no ahórralo.