En Opinión De...

   En opinión de Joel Hernández Santiago  
 EUA, quejoso vendedor de armas  

Joel Hernández Santiago.

“Él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro”, escrituró Sor Juana Inés de la Cruz, lo que va al dedillo en estos días en los que el gobierno de Estados Unidos acusa a México de incapaz en su propia seguridad interna, lo que escala aún más con la llegada el 20 de enero del nuevo presidente, el ‘temible’ Donald J. Trump…

Y sus amenazas permanentes. Y sus balandronadas. Y sus agresiones. Y su desprecio por el respeto a los demás individuos o naciones. No le importa. Estará en el poder político de uno de los países más poderosos del mundo y uno de los más politizados y el que, para sorpresa de muchos en el mundo, votaron por Trump, un personaje azas inculto, violento, agresivo, cargado de odios y resentimiento.

Un personaje que odia más que construye; que desprecia más que acerca; que repudia más que dialoga. Es él, el poderoso hombre de empresa, hombre de ultraderecha que utilizó a México como argumento de campaña acusando a su vecino del sur –el gobierno mexicano- de ‘haberlo doblado’ durante el gobierno de López Obrador y a su canciller, entonces Marcelo Ebrard.

Pero el problema no es sólo el de los dichos y locuras del vocinglero Trump. El problema serio viene desde que él mismo fue presidente y se desató una ola de venta de armas fabricadas y comercializadas en Estados Unidos y por estadounidenses, con destino a México…

La base de esta venta y envío a México de armas es la Segunda Enmienda a la Constitución de EUA, la cual establece que los ciudadanos estadounidenses tienen derecho a la defensa propia, de su país y de sus estados; por esto, pueden tener y portar armas. Esto es, cualquier ciudadano o y en general habitante estadounidense puede adquirir allá, en todo momento, las armas que considere que les serán para su defensa propia. Está permitido.

Es una enmienda que resulta intocable para los estadounidenses, a pesar de que por parte de grupos y organizaciones civiles han insistido en modificar esta Segunda Enmienda para prohibir la comercialización y compra de armas para uso doméstico, toda vez que con estas armas se han cometido infinidad de asesinatos y masacres en escuelas y lugares públicos de EUA.

Y son estos armeros, vendedores de armas, los que venden en grandes cantidades el armamento que utiliza en México la delincuencia organizada, el crimen organizado, el narcotráfico, los delincuentes urbanos y rurales. Hoy en México hay armas en todo el país con las que se cometen homicidios, asaltos, agresiones…

Pero sobre todo son con estas armas con las que se incrementa cada día más la violencia criminal en todo el país mexicano, lo que genera violencia y la defensa de los grupos del narcotráfico, el mismo al que el gobierno de EUA acusa de envenenar de forma masiva a sus ciudadanos consumidores. “El fentanilo que llega de México está matando a nuestros muchachos”, dicen.

Pero no dicen que ellos abastecen de armas mortales a quienes les abastecen de fentanilo. No dicen que para los armeros es un enorme negocio la venta de armas hacia México, no les importa si esas armas son para asesinar o para agredir o intimidar o amenazar o levantar gente: nada. Negocio es negocio, según su criterio asimismo criminal.

Según un informe reciente del Departamento de Justicia de EUA, tras la publicación de la Evaluación Nacional del Comercio y Tráfico de Armas de Fuego (NFCTA), por parte de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) de EUA, en este documento se reconoce que el 74 por ciento de las armas que usan los grupos del crimen organizado en territorio mexicano se trafican ilegalmente, sobre todo desde los estados de Arizona, California, Nuevo México y Texas.

‘Los lugares de destino de esas armas de fuego, que fueron adquiridas en Estados Unidos y traficadas ilegalmente hacia México —pistolas y rifles en su mayoría— entran primero por los estados de la frontera norte de México:

‘Sonora, Baja California, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, como también por Guanajuato, en el centro del país, desde donde se nutre de armas a la delincuencia en otros estados del país y a la fechoría urbana y rural del país.’

Y de vuelta a las amenazas de Trump. Bien haría el lenguaraz presidente electo de EUA en revisar la acción de las armadoras estadounidenses como punto de origen del tráfico de drogas a su país.

Bien haría él mismo en reconocer que estas armas han costado miles de vidas en México, tanto de gente que actúa de forma ilegal, como de ciudadanos de a pie que tuvieron la mala suerte de encontrarse de frente a los frecuentes enfrentamientos. Y por supuesto han costado la vida de cientos de miembros del Ejército y la Guardia Nacional.

Antes de que los republicanos y su Trump de cabecera hostiguen a México, deberían vigilar sus modelos de seguridad y garantizar que la venta de armas allá, sostenida por la Segunda Enmienda no impacte de forma criminal en el país del sur: México.

Amenaza Trump con que podría ocurrir una “Intervención suave” en México, para perseguir a narcotraficantes. Antes debería considerar la suspensión de armamento hacia México, esa sería una solución eficiente y pronta. No se trata de ver la paja en el ojo ajeno y no ver la viga en el propio.

Trump habla mucho. Fanfarronea. En su incultura que es sublime no se da cuenta de que el origen de todos los males de su país está en su propio país.

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