En opinión de Jesús Michel Narváez  
 Exceso de soberbia…  

Punto de Vista

Por Jesús Michel Narváez

Desglosar, intentar hacerlo, es una batalla perdida. Las palabras de la presidenta mexicana en torno a los medios, los comentócratas y las oposiciones, juntas y revueltas, no lograron “vencernos…”.

Con el estribillo “el pueblo nos mandató” hacer la reforma judicial y las otras reformas, se mostró, una vez más, que no hay gobierno para todos. 

Las decisiones se toman en base a los votos obtenidos durante la pasada elección que, ciertamente rompen récord, pero apenas representa la tercera parte de los ciudadanos incorporados en la Lista Nominal del Instituto Nacional Electoral.

La presidenta, como su antecesor y mentor, protestó ante el pueblo, gobernar para todos los mexicanos, sin distingo alguno; respetar la Constitución y las leyes que de ella emanan y si no lo hiciere “que el pueblo me lo demande” y la realidad es que, como en el pasado inmediato, no hay piso parejo y si uno lleno de baches, carreteras sin puentes y asfaltos dañados.

El triunfalismo exacerbado no conduce al paraíso prometido, sino que ahonda la desigualdad y la polarización.

Hay quienes, como Gerardo Fernández Noroña, sostienen que, si los adversarios no concuerdan con las decisiones tomadas para alcanzar las reformas que “el pueblo demandó”, allá ellos. “Tienen una mala tarde”. 

No existe en el actual gobierno la intención de cumplir la protesta para la declaración de “presidente (a) constitucional”. EL diálogo con quienes representan legalmente a las minorías no se dará. Una copia al carbón de lo que hizo el antecesor que, por el contrario, dedicó su tiempo a descalificarlos y colocarlos en el banquillo de los acusados sin presentar prueba alguna y solamente basarse en los “otros datos”.

Repetir los ataques, ahora cual, si se tratara de un logro, en contra de los periodistas y descalificarlos por no compartir los “éxitos de la cuatroté”, replica el riesgo en que vivimos tofos los que escribimos y señalamos los desaciertos. Si bien no hay una orden específica de agredirnos, sí existes granjas de bots que lo hacen y se toman, además, la libertad de colocar la diana en la espalda, el pecho o la frente de los comunicadores. No falta el “fanático” que actúe motu proprio que disfrute jalar el gatillo. Y no de la cola del pequeño mínimo.

En política, el diálogo siempre será relevante. Y más si es entre quien tiene concentrados los poderes y sus integrantes obedecen ciegamente y las oposiciones, llámense partidos políticos, iglesias, organizaciones civiles de ciudadanos o grupos inconformes.

Sin el diálogo se fomenta la autocracia y los ciudadanos no votamos para que se imponga abiertamente. Vaya, ha surgido y está actuando de manera soterrada y, eso, eso no es lo que queremos 130 millones de pobladores de este país.

Aceptable, por supuesto, que se haga valer el voto que representa el bono democrático. Cuestionable que se utilice para derribar los muros que sostienen la democracia. 

En sus 46 días de gobierno, hasta ahora no se ha escuchado una palabra que permita suponer la aceptación de errores, de malas o tibias acciones. Presumir que la 4t sacó de la pobreza a 10 millones, no deja de ser una fantasía. Los datos duros, no los otros, los de organismos oficiales nacionales e internacionales, muestran lo contrario.

Justificar el costo de las obras de oropel y que no sirven para lo que se prometió, es suponer que los mexicanos carecen de neuronas y son incapaces de reflexionar y saber qué Dos Bocas no produce ni siquiera alergias. O el “éxito del Tren Maya” que, para mostrarse “plenamente” lo hace a través de un video, porque la obra no está concluida. El sistema de salud se mantiene bajo la tierra y cada día se distancia más de Dinamarca. La educación se perfila a otorgar certificados y títulos a niños, jóvenes, adolescentes y adultos sin capacidad académica y profesional.

Es larga la lista de acciones que no cumplen con los compromisos y obligaciones del Estado con la sociedad y, sin embargo, se festina haber vencido a los medios de comunicación, los comentócratas, los ministros y a la oposición.

¡Vaya manera de mirar el mundo de la gobernanza!

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