En Opinión De...

   En opinión de Alberto Woolrich Ortíz  
 EXHORTACIÓN A LA PRESIDENTA  

En los días que transita el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación de la Nación, a nuestra Patria le agobian dos conductas políticas-jurídicas indignas: la corrupción y el tráfico de influencias.  Si dentro de este concierto de perturbación de valores éticos y jurídicos que padecemos, pudiera tener la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, la osadía de definir esa corrupción, bien podría decir que ésta, según la doctrina más popular, “es la acción o efecto de corromper, de pervertir a la justicia”. 

Así ha acontecido desde hace varios sexenios, principalmente desde la época en que gobernó a esta República Carlos Salinas de Gortari, donde se inició una irrefrenable alteración de valores, la cual dio génesis a lo que se conoce como ‘’fenómeno del nepotismo’’, es decir, la práctica de influir en favor de familiares cercanos, principalmente para   alcanzar con ello la impunidad.

Ya bien lo decía el gran filósofo Herbert Spencer en su tiempo: ‘’todo delito impune engendra una familia de delincuentes’’.  

Se ha visto, en diversos casos y causas que existe una hermandad para proteger a la delincuencia del poder.  La Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, tiene un enorme trecho que recorrer para limpiar esa pestilente cloaca que actualmente se encuentra inmersa dentro de los Poderes de la Unión.  

Mientras no se señale, investigue, acuse y procese a esos delincuentes solapadores de esas criminales acciones, las víctimas de diversas conductas delictivas y los gobernados no recuperaremos la credibilidad en la procuración e impartición de justicia; las acciones que emprenda la primera Magistrada de la Nación, le imponen y obligan a efectuar una limpia contra ese flagelo que afecta a los gobernados. 

No se valen exculpaciones por supuestos servicios prestados a la Cuarta Transformación de la Nación.  

La presidenta Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, debe ser hoy más que nunca rigurosa e inflexible contra todos aquellos -Siervos de la Nación que forman parte de los Poderes de la Unión- que permiten en el desempeño de sus funciones que se afiancen y resulten impunes las conductas antisociales perpetradas por sus familiares.  

No resulta propicio ni recomendable que, por simples influencias, se olviden los principios torales que sustenta nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

La corrupción y el tráfico de influencias, genera de inmediato injusticias y persecuciones a las víctimas, que en carne propia sufren por la comisión de ciertos eventos delictivos.

A últimas fechas las redes sociales han difundido casos en los cuales se victimiza a las víctimas, cosa que resulta ser repudiable.

Lo expuesto con antelación nos conduce exhortar a la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo para que no permita que se siga enseñoreando ese tráfico de influencias y corrupción en los medios de procuración e impartición de justicia.

Es cuánto.  

Lic. Alberto Woolrich Ortiz.  

Presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de Abogados Foro de México, A.C. 

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba