En opinión de Miguel A. Rocha Valencia
Ganso se asume como mesías y sólo su ley vale. La constitución para él, no cuenta
Yo Campesino / Mandamientos
Cuando el profeta de Macuspana asumió el poder, protestó una Constitución que sabía no iba a cumplir porque la desprecia, establece contrapesos en el ejercicio del poder y marca límites a quien se asume ya no como mandatario sino como jefe máximo de un país que siente suyo.
La ausencia del caudillo en la conmemoración del 107 aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos obedece a eso, nos lo dice todos los días cuando sin el mayor rubor la viola o la contraviene ignorando los límites que dijo respetaría.
Lo dijo claramente, a “mí no me vengan con que la ley es la ley”, es decir no está dispuesto a sujetarse a la Constitución ni a las leyes reglamentaria, intentando con ello establecer un antes y un después del ganso, por eso su reiterada violación a los preceptos y su insistencia a modificar aquéllos que le estorban.
Porque es claro, si la corcholata gana la elección, no será ella quien gobierne sino el tlatoani tabasqueño, incluso si establece su cuartel general en la Chingada. De ahí que sin aparecer en la boleta electoral, el dos de junio estaremos votando de nueva cuenta por el Peje y la de la boleta, será su pelele, la tiene agarrada por diversas aristas, la principal, la revocación de mandato que lograría con sus secuaces del Congreso y la complacencia de órganos electorales ya colonizados lo mismo que la Suprema Corte.
Con ello logrará que con una tercera parte una consulta de revocación se convirtiera en vinculatoria, máxime si como pretende con sus actuales reformas se establece un organismo paralelo al INE para organizar eso ejercicios que, desde luego, podrá manipular.
Todo va junto con pegado, una plataforma no para que gobierne su marioneta sino él mismo, sin anonimatos, mediante el chantaje, la amenaza permanente de que haces lo que te ordeno sin quitar un punto o coma, o te hundo con una consulta de revocación de mandato con senadores y diputados que le deberán los cargos, por eso no deja que la científica intervenga en las decisiones, así como lo hizo con Omar García Harfuch a quien bajó de la contienda por el gobierno de la Ciudad de México.
De ese es el tamaño del manipuleo, además de que la señora corcholata no tiene alternativa, si como candidata no se atreve a protestar y reclamar sus propios espacios es porque ese fue el pacto, todos serán ocupados por incondicionales al machuchón de Palacio Nacional, como los programas sociales, todo se lo deben al mesías de Tepetitán.
Y lo mejor de todo es que si algo o todo sale mal, es que no será su responsabilidad, ni siquiera si hay represión por parte de los militares o un sojuzgamiento mayor de los criminales hacia el pueblo bueno y sabio.
Ya vimos cómo con todo descaro igual que en Michoacán, caravanas de hombres armados, un auténtico ejército, desfiló frente al cuartel militar de Chiapas y los mismos soldados vigías tomaron el video que luego se difundió “esos son gallos” decían mientras un coronel del Ejército presenciaba el paso de al menos 30 camionetas “artilladas” con hombres y armas de grueso calibre. Nadie les dijo algo.
Esa es una convivencia de los criminales con los militares que se da en varios estados incluyendo Sonora, Sinaloa, Guerrero, México y como ya apunté, Michoacán. Hoy controlan Chiapas cuyas áreas lacustres sirven para lanzar cargamentos con drogas o las selváticas para traficarlas en motorizados.
Incluso ahí, en estalaciones militares ya sea de la Defensa Nacional o de la Marina es donde los criminales se surten de uniformes, armas, intercomunicadores y por qué no, de tácticas de ataque, disuasión o resistencia, con lo que la población no tiene alternativas y por eso en muchos casos piden permiso a los delincuentes hasta para ir al baño.
Es ahí donde la ley del ganso se aplica en su máxima expresión, abrazos a los delincuentes y balazos a quienes se resistan. Lo mismo sucede “civilizadamente” cuando alguien se atreve a contradecir, criticar o exhibir las corruptelas del peje y los miembros de su cártel, se les persigue, estigmatiza, se les chantajea y hasta se les encarcela.
A los otros, a los delincuentes que rodean al cuatrotero, nada les pasa, por el contrario, tienen bateo libre para cobrar rentas a los delincuentes, robar, hacer negocios con las obras y dinero público, enriquecerse y sumirse en la podredumbre de este régimen.
De ahí que estamos de acuerdo con la senadora Lily Téllez en el sentido de que el ganso no se va a ir, no va a soltar el poder porque si lo hace, sabe bien que el riesgo de que él y muchos a su alrededor, sean sometidos a juicio por delitos comunes, federal y de lesa humanidad.