Homenaje a la Sonora Matancera en el Faro Aragón
La Sonora Matancera se fundó en 1924 en la ciudad de Matanzas, Cuba, dirigida por Rogelio Martínez. Desde su origen a la fecha, ha logrado mantenerse vigente en el gusto del público alrededor del mundo, obteniendo múltiples premios y siendo considerada como una de las orquestas más influyentes a nivel internacional.
Y para festejar sus 100 años, a lo largo del año han tenido varias actividades y el Faro Aragón tiene programado para el próximo 17 de noviembre un gran homenaje y tributo a su trayectoria con una exposición, música en vivo y muchas sorpresas más.
El de la Sonora Matancera constituye un caso único de vigencia musical ya que, desde su fundación en la ciudad portuaria de Matanzas, Cuba, un 12 de enero de 1924, ha logrado mantenerse en activo y en el gusto de miles de aficionados en el mundo.
Según la opinión de críticos, historiadores y melómanos son varios los argumentos que se esgrimen para explicar su prolongada estadía en el gusto popular. Estos coinciden en la figura de su director, Rogelio Martínez, quien con pulso firme y buen gusto para elegir los temas y adecuarlos a la tesitura de sus voces y personalidad la llevó al sitio de honor que ocupa hoy.
Otro aspecto que contribuyó a la Leyenda Matancera son los cantantes que pasaron por la institución. Varios especialistas coinciden en una cifra cercana a 62. Sin embargo, Héctor Ramírez Bedoya, uno de los más acuciosos investigadores precisa en su Historia de la Sonora Matancera y sus estrellas (Impresos Begon. Medellín, 1996), que fueron 47 los que grabaron con la orquesta, de los cuales 26 fueron cubanos, 11 puertorriqueños, 2 colombianos, 2 argentinos, 2 mexicanos, una haitiana, un venezolano, un uruguayo y un nicaragüense. Para un total de mil 63 grabaciones, 380 de ellas, boleros.
El primer cantante que impulsó a la agrupación fue Bienvenido Granda, El bigote que canta, quien en 1944 se vinculó a sus filas para convertirse en el crooner de planta y el cantante que más grabó con ella. Más adelante, dos afortunadas incorporaciones izan el vuelo del conjunto: la del inquieto anacobero, Daniel Santos en 1948 y la de la guarachera Celia Cruz en 1950. Santos lideró el grupo durante cinco años e hizo numerosas grabaciones con ellos estableciendo éxitos como Yo la mato, Llevarás la marca, Contéstame, Dos gardenias y la guaracha Y qué mi socio. La reina Celia Cruz simplemente fue responsable de los más altos índices de ventas con títulos como Burundanga, Juancito Trucupey, El yerbero moderno y el bolero Tu voz, entre otros.
Entre 1947 y 1962, la Sonora disfruta la llamada época de oro. Todos los artistas reconocidos, así como las casas grabadoras preponderantes quieren grabar con ella. Rogelio Martínez firma la exclusividad con el sello estadunidense Seeco, y comienzan así los 15 años más llenos de triunfos y ganancias.
En plena cúspide, la Sonora Matancera llega a México a cumplir contrato en el exclusivo cabaret El Patio. Es 1960 y Cuba vive el triunfo de la revolución castrista. En nuestro país permanece dos años y al no estar de acuerdo con el nuevo régimen deciden trasladarse a Nueva York. Al llegar a la Gran Manzana se enfrentan a un mercado que los ignora. Pasan viscisitudes económicas, se dan cambios y recambios de personal. Es el inicio del fenómeno salsa y la Sonora se repliega en un afán de exprimir su formato hasta el agotamiento.
La influencia musical de la Sonora Matancera está presente en la salsa, en una onda abrazadora que César Miguel Rendón, autor de El libro de la salsa (Editorial Planeta) reconoce como matancerizante, misma que se denota en los trabajos de agrupaciones y cantantes como La Sonora Ponceña, Johnny Pacheco, Larry Harlow y Óscar D’ León.
En junio de 1989 la Sonora Matancera celebra en grande sus 65 aniversario en Nueva York con dos sendos conciertos, el primero un tanto íntimo en el Carnegie Hall de Nueva York, y un segundo en el Central Park, en los que actuaron 15 de los 47 cantantes que grabaron en el grupo.
Información de lajornada.com.mx