En opinión de Pave Soberanes
Honrar al Generalísimo
homopolíticus
- Efecto Graco, Inexistente
La vandalización de la estatua ecuestre a Morelos tuvo que ser gubernativa, por celos políticos.
Donde termina la Ciudad de México e inicia el estado de Morelos [kilómetro 46 más 960 de la autopista Miguel Alemán] delincuentes intelectuales y materiales mutilaron los cuerpos de bronce de Morelos y su caballo, en 2012.
La estatua ecuestre fue inaugurada por el gobernador Lauro Ortega [†] durante el segundo tercio de su gobierno, y sólo su igual Jorge Carrillo Olea —a quien Graco Ramírez trató como enemigo, por instrucciones de Ernesto Zedillo— ordenó algunos arreglos en 39 años, ornamentando la zona que llamó La gran alianza.
Treintaitrés años antes, el gobernador Rodolfo López de Nava entregó la estatua de piedra a Morelos, figura que señalaba con su dedo índice el territorio que Benito Juárez puso el nombre del Generalísimo de Valladolid.
Durante la docena trágica del gracato-cuauhtemato —¡once mil 500 occisiones con armas de fuego— no hubo interés en reparar el daño al patrimonio-querencia-pertenencia que significaba la monumental obra para las familias de Morelos.
Esa obra —y otras siete de menor envergadura— del maestro Tamariz, costó 40 millones de pesos en 1986, de acuerdo a crónicas periodísticas de entonces.
La gobernadora Margarita González-Saravia dio sorpresiva noticia ayer —no tanto para quienes viajan con frecuencia de la Ciudad de México a Cuernavaca, y viceversa, que han visto hombres trabajando—: el Paso Morelos es objeto de rehabilitación integral y se esculpe una escultura de Morelos de pie, lista para el decimoséptimo día del calendario gregoriano del mes del dios Jano, de acuerdo a los tiempos acatados por Adolfo Barragán Cena, secretario de Infraestructura.
letraschiquitas
Un juez exonera al exgobernador Graco Ramírez por solicitar un crédito de 600 mil pesos al final de sus tiempos, para dar la impresión de que, al necesitar una camioneta a crédito, se habría conducido con honestidad. Quien retiró la solicitud de formulación de imputación por abuso de funciones, fue su subordinado Juan Salazar, el corrupto zar anticorrupción —ayer le dije—, no la directora del Instituto de Crédito [IC] Fabiola del Sol Urióstegui, quien ayer mismo al fin dejó de serlo, y digo al fin, porque el reportero Juan Manuel Nájera publicó el miércoles 9 de octubre último que sería Enrique Iragorri su sucesor. La ahora ex funcionaria estatal fue ratificada tres meses antes de tal cambio de fin de ciclo, es decir, rutinario. Y hace días, ella dijo no haber sido requerida ya en reuniones de gabinete de Hacienda. Cuando primera vez director del IC, Iragorri le dio una plaza laboral a Urióstegui, y luego el esposo de ella, Andrés Duque, le pagó el favor en el ayuntamiento de Temixco.