En opinión de Miguel A. Rocha Valencia
Ideas y propósitos de la estrategia, los mejores, pero ¿Fluirá inversión?
Yo Campesino / Plan México
La verdad es que los fines de Plan México son como otros muchos que hemos escuchado a lo largo de por lo menos desde Luis Echeverría y al final surgen imprevistos o culpables internos y externos para justificar el no alcanzar las metas, es decir pasamos de regímenes proteccionistas y de autosuficiencia a los de apertura plena y los resultados son los mismos.
Tal vez la excepción fue el sexenio pasado donde a pesar de contar con el “mejor presidente de la historia” o del mundo, México retrocedió en todos sentidos y dejó una estela de destrucción institucional que hoy se cristaliza, los menores crecimientos del PIB en la historia, con deudas con las tasas más altas, déficit en el empleo y las arcas vacías. Eso sí habrá que reconocerle que tiene la mayor feligresía comprada de que se tenga memoria.
Se me olvidó. También dejó el mayor número de muertos ya sea por asesinato o por falta de atención a la salud, escasez de medicamentos, tratamientos y, dudas acerca de quién gobernaba este país.
Y si hablamos que sobre eso se construye el segundo piso del mismo régimen, nos asaltan las dudas acerca de a qué se refieren, si a más mentiras, corrupción, ocultamiento, impunidad, ausencia de información, persecuciones, venganzas, endeudamiento para compra de votos, violaciones a la ley o el manejo indiscriminado del presupuesto para obras inservibles, sin viabilidad económica y que gravitan determinantemente en el gasto público.
Porque dinero público hay poco y de acuerdo con el presupuesto de Egresos 2025, seguirán priorizándose los mismos rubros: Tren Maya, Dos Bocas, Mexicana, AIFA, Pemex, CFE y desde luego el reparto de dinero gratis.
De esto último cabe mencionar que, de acuerdo con el Informe de Finanzas Públicas y Deuda Pública del año pasado, se gastaron un billón 341 mil millones de pesos en pensiones contributivas para los trabajadores (los jubilados) en tanto que las no contributivas, o sea que salen directas del presupuesto sin que obreros o patrones aporten, ya rondan los 700 mil millones de pesos. Esto es que, entre ambos montos, se llevan el 20 por ciento del Presupuesto.
Eso no incluye los miles de millones de otros programas sociales o clientelares que a fondo perdido y sin sustento financiero alguno, ya rondan el medio billón de pesos y semana con semana se incrementan con el reparto de tarjetas que hace en sus giras la president(a).
Así las cosas y descontando el gasto corriente de la administración que incluye nóminas y prestaciones, queda muy poco dinero para invertir por lo cual se hace indispensable el dinero privado, nacional o extranjero para apuntalar los planes de desarrollo de que se habla, de otra forma son fuegos fatuos que luego de quemarse desaparecen, como los 70 billones de pesos ofrecidos desde el sexenio pasado por la iniciativa privada nacional.
Tampoco se vale mentir u ocultar datos, porque una cosa es la inversión extranjera directa real y otra la que efectivamente ingresa, pues en muchos casos se trata de reinversión de utilidades o venta de activos entre empresas, pero no de dinero nuevo.
Pero no se nos olvide que, en el caso de las inversiones, principalmente extranjeras hace falta una serie de trámites, instalaciones, permisos, licitaciones y demás, a grado tal que para instalarse se requieren un mínimo de dos a tres y cuatro años y uno más para que se note.
Y hasta ahí todo bien, pero el tema es si va a invertirse todo lo prometido especialmente en los miles de proyectos que hay y si al final el dinero privado le va a entrar especialmente porque las señales respecto al marco legal cambiaron y la ley es el Ejecutivo con su legislativo y más tarde con un poder Judicial diseñado a la medida, donde si palacio Nacional dice no, pues será no, sin réplica ni amparos.
Eso lo saben los inversionistas y es posible que como con el ganso, ofrezcan todo su dinero, se tomen la foto, acudan a palacio Nacional y a la mera hora se hicieron para atrás desconfiados al ver cómo se manejaban las leyes y se aplicaba el garrote de la amenaza y el chantaje.
NO se olvide que las obras del tlatoani incluyendo el tren Maya, Transístmico, refinería, aeropuertito y aerolínea se nutrieron y lo hacen del dinero público; los empresarios sólo entraron para construir, pero no metieron sus recursos. Si no, que le pregunten a Banobras.
Así están las cosas, ojalá que le vaya bien a este gobierno para que se detenga el deterioro económico que nos predice un máximo de 0.8 por ciento de crecimiento frente al 2.5 que pretende el oficialismo, se revierta la tendencia financiera, se recupere el empleo y lo más difícil, la confianza en un régimen que nos puso números y visiones negativas en el ámbito nacional e internacional más allá del pueblo agradecido y las altas calificaciones compradas con recursos públicos.
La inversión anunciada por parte de Amazon puede irse como se fue la de Tesla… además, no es nueva.