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Irán elige a Masoud Pezeshkian como nuevo presidente: ¿Qué significa para el país?

Masoud Pezeshkian, un reformista de 70 años y cirujano cardíaco de profesión, ha sido electo como el nuevo presidente de Irán tras una contienda electoral reñida. Pezeshkian superó a su rival conservador, Saíd Yalilí, obteniendo el 53,3% de los más de 30 millones de votos escrutados en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

Nacido en Mahabad, cerca de la frontera kurda, Pezeshkian ha dedicado gran parte de su vida a la medicina y la enseñanza, llegando a ser decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Tabriz. Su incursión en la política lo llevó a ocupar varios cargos, incluyendo la vicepresidencia del Parlamento y el Ministerio de Salud durante el gobierno de Mohamed Jatamí.

Durante su campaña, Pezeshkian prometió buscar «negociaciones constructivas» con potencias occidentales para renovar el acuerdo nuclear de 2015, buscando así poner fin al aislamiento internacional de Irán. A pesar de su postura reformista, ha reafirmado su apego a los principios de la República Islámica y ha mostrado su respaldo al líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

Este no es el primer intento de Pezeshkian por alcanzar la presidencia; anteriormente se retiró en apoyo a otro candidato y fue descalificado por el Consejo de Guardianes en otra ocasión. Su victoria representa un giro significativo hacia políticas más conciliadoras y reformistas, especialmente en un momento de tensiones internacionales y sanciones económicas.

La elección de Pezeshkian también refleja un rechazo al status quo representado por Yalilí, conocido por su postura antioccidental y su oposición al acuerdo nuclear. La alta participación en la segunda vuelta electoral, que alcanzó el 49%, señala un interés renovado del electorado en el futuro político de Irán y en evitar un mayor aislamiento internacional.

Las celebraciones callejeras en Teherán y otras ciudades iraníes tras el anuncio de su victoria destacan la esperanza y el optimismo de una nueva dirección política que podría abrir puertas hacia un Irán más integrado y menos confrontacional en la arena internacional.

La presidencia de Pezeshkian no solo enfrentará desafíos internos, como la gestión de la economía y las políticas sociales, sino también desafíos externos, incluyendo las negociaciones nucleares y las relaciones con potencias globales.

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