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   En opinión de Gregorio Ortega Molina  
 La Costumbre del Poder: El futuro y la inteligencia en criogenia  

*¿Hace cuánto que, al talento político, a la creatividad, al deseo de ser mejores y vivir en empatía social, decidieron ponerlos en criogenia? Ni idea. El futuro está en pausa o definitivamente cancelado. ¿Qué determina este comportamiento de voraces arribistas, que sólo desean satisfacer instintos primarios, ilusiones pospuestas, venganzas personales, y responder al rechazo social del que creen haber sido objeto?

Gregorio Ortega Molina

Todo indica que la inteligencia, el entendimiento, la capacidad de razonar y comprender para enfrentar los problemas, abandonó a quienes gobiernan en todos los ámbitos, lo mismo en el poder político que en la cúspide económica o en el muy difícil ejercicio de la libertad de información, o la administración de la fe y la venta del perdón. Colocamos de lado a los barones de la droga: ellos no piensan, sólo ordenan ejecuciones si algo no les cuadra.

     Al perderse la interlocución para resolver lo que divide y confronta, se suspende, más que se pausa, la posibilidad de edificar un futuro común. Regresamos a esa época en la que los señores feudales decidían lo bueno y lo malo y disfrutaban del derecho de pernada, tan solo porque era de ellos eso que consideraban como un privilegio, nunca un abuso, un descuadre sicológico, una perversidad, un lo hago porque puedo.

     Hoy, con mayor sevicia que en el pasado reciente. Quienes disponen de los bienes públicos, de los recursos fiscales, de los cargos, los juzgados, las magistraturas en la procuración de justicia, actúan como esos señores del medievo antes de que saliera a la luz el concepto de Estado, la idea de sociedad, la corresponsabilidad entre quienes trabajan y los que disponen de la riqueza que se produce, los que norman las reglas de convivencia y debieran supervisar el cumplimiento de una moral básica, de una ética cívica, de un respeto a la ley a rajatabla.

     ¿Qué determina este comportamiento de voraces arribistas, que sólo desean satisfacer instintos primarios, deseos pospuestos, venganzas personales, y responder al rechazo social del que creen haber sido objeto?

     Ernesto Zedillo Ponce de León debe responder, explicar, dar cuenta de cuál fue el motivo o el incentivo que lo impulsó a ordenar la violación de procedimientos electorales de la Ciudad de México, para que le reconocieran a Andrés Manuel López Obrador una residencia legal de la que careció, porque su anhelo siempre fue gobernar Tabasco. Alguna vez un psiquiatra al que consideré amigo, me explicó que Zedillo actuó de esa manera en venganza por no haber sido reconocido por su padre biológico: Antonio Ortiz Mena. ¿Debe creerse, o es un infundio? A saber.

     ¿Hace cuánto que, al talento político, la creatividad, al deseo de ser mejores y vivir en empatía social, decidieron ponerlos en criogenia? Ni idea. El futuro está en pausa o definitivamente cancelado.

www.gregorioortega.blog                                              @OrtegaGregorio

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